dijous, de setembre 01, 2005

Primeros pasos

“Hermanos, les ruego que se fijen en los que causan divisiones y ponen tropiezos, en contra de la enseñanza que ustedes recibieron. Apártense de ellos, porque no sirven a Cristo nuestro Señor, sino a sus propios apetitos, y con sus palabras suaves y agradables engañan el corazón de la gente sencilla” (Rom. 16:17-18).

No es fácil apartarse de aquello que hasta cierto día nos parecía correcto. Todos los hijos de Dios están sometidos a, digámoslo así, ciertas leyes que, a pesar de parecernos correctas, no siempre son las adecuadas para en verdad ser siervos de Dios, pero si necesarias para llegar a serlo. Para la gran mayoría de los siervos de Dios, les ha sido necesario estar durante determinado tiempo sometidos a “la ley de su congregación”, porque de no ser así, serían apartados, rechazados, tomados por pecadores, o en el peor de los casos; clasificados como herejes.

No todos han tenido que pasar por esto, pues los hay que tan siquiera conocieron ninguna congregación en concreto antes de tener su encuentro con Dios. Ahora bien, para los primeros, y como ya dije, no es fácil dejar de lado, para seguir al Espíritu Santo, aquello que durante tanto tiempo -a veces años- ha formado parte de lo que hasta entonces consideraban era lo correcto a los ojos de Dios. Muchos de ellos incluso vieron desvanecerse todas sus ilusiones, deseos y esfuerzos de llegar a ser un miembro destacado y respetable dentro de su congregación, pero como bien he dicho, eran “sus ilusiones y deseos” que no los de Dios, y se dieron cuenta de ello, cuando ya casi estaban en lo más alto (lastima del que no). Pero en verdad no es que ellos se hubiesen dado cuenta, sino todo lo contrario; fue el Espíritu Santo el que -y antes de que tomasen la decisión- les reveló aquello que necesitaban ver, para darse cuenta que no era ese el designio que Dios tenía previsto para ellos, desde antes de los tiempos.

Qué quiero decir con esto: que cuando un siervo de Dios es llamado para aquello que Dios tenía predispuesto para él desde antes de la creación, automáticamente se ve con una necesidad imperiosa de seguir a Dios. Ve en él una lucha interna que le lleva a conocer muy, pero que muy internamente, aquello que en verdad hay en su corazón. Es un tiempo indefinido, y en el cual, es necesario a veces dejar de lado todo cuanto veniamos haciendo, para en verdad, determinar que es lo que nos esta pasando. A mi personalmente me gusta denominar a este periodo de tiempo, “nuestro paso por el desierto”. Y sí, es necesario hacerlo, porque es donde vamos a ser probados por Dios y por satanás, para y por medio de este paso por el desierto, lleguemos a saber que nos pide en verdad Dios a nosotros, que como bien comprenderemos al pasar las pruebas, no era aquello que nosotros creíamos, sino más bien y en el mayor de los casos, aquello que menos hubiésemos pensado, o como lo hubiésemos pensado. Pero tranquilos, es necesario este "paso por el desierto" para poder darse cuenta de la verdad de nuestro llamado y poder llegar a saber, cuanta verdad hay en lo que no dudábamos hasta ese día decir: !soy miembro del cuerpo Cristo!

Tengamos en cuenta pues, que cuando nos sucedad esto, deberemos prestar mucha atención a la enseñaza que Dios dictó en lo más profundo de nuestro corazón, por medio del Espíritu Santo, es muy clara y concisa, pues es la única, la que sale de dentro. Y esta enseñanza será desde ese momento y para siempre, la base misma de nuestro camino hacia la gloria de Dios.

No sigo hablando más: los que en verdad anhelan ser guiados por el Espíritu Santo, bien saben como hacerlo. Los demás, pregunten o expongan sus dudas en concreto y entre todos, hallaremos el camino que nos lleve a ser un verdadero y único cuerpo en Cristo.

Bendiciones de lo alto.