divendres, de juny 20, 2008

Silencio...

Hola, que la Paz del Señor quede con vosotros:

Cada vez me resulta más difícil y complicado hablar de Dios, de quien es Él, de cómo obra, de que hay que creer, sí, cada vez me cuesta más. ¿La razón?... verdaderamente no lo se, la verdad es que no logro aun bien entender cual es, pero todo apunta a que en verdad: hay que aprender a permanecer callado por tal de dejar obrar al Espíritu Santo.

Claro, ahora podría decir y bien claro y fuerte, que sí se de que estoy hablando, que es Dios quien por medio del Espíritu Santo me está guiando, pero no, ello sería un error y en si mismo, porque Dios, y en concreto el Hijo, no depende del testimonio de ningún hombre, y ello, lo dijo para que pudiésemos ser salvos.

Verán, Pablo, el Apóstol Pablo, el de los gentiles, fue muy claro: PREDICAMOS EL EVANGELIO DE LA CRUZ, y no, Pablo no quería saber de otras cosa que no fuese Cristo crucificado. ¿Y saben porqué?... porque predicamos el Evangelio de la Cruz, pero ello, muchos, ni tan siquiera entienden su significado.

Es la Sagrada Escritura quien nos dice que fue Dios, Dios mismo, quien dio a su unigénito Hijo para que todo aquel que en él crea no se pierda más tenga vida eterna. Y verán, es esta misma Escritura quien nos dice y en Palabras del Señor mismo que: NADIE CONOCE AL HIJO, SINO EL PADRE, Y NADIE CONODE AL PADRE, SINO EL HIJO...

Y no hay que darle muchas vueltas para bien entender que más allá del Evangelio de la Cruz, a la verdad, nomás estamos yendo más allá del que es y en verdad nuestro deber, el cual y como a su vez también está escrito, no es otro que andar...

Hech. 28:31 predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.

Que Dios les bendiga.