dimecres, d’abril 23, 2008

Haciendo camino ...

Que la Paz del Señor sea contigo:

Es curioso el andar cristiano, pues aunque parezca ilógico, a la verdad; es un camino de vuelta a casa. Quiero decir y con ello que una vez y por la gracia de Dios somos vueltos al Hijo, a su vez; somos vueltos al Padre. Es desde ese momento que nuestro camino es de vuelta a casa mediante la guía del Espíritu Santo. Siendo Él, el Espíritu, quien en verdad, y tomando del Hijo, nos guía en nuestros pasos (Jn 16, 13-15; 1Jn 2, 27). Bien sabemos que son hijos de Dios, aquellos que son guiados por su Espíritu (Rom 8, 14).

Antes de conocer al Hijo, nuestro Señor Jesucristo, antes de ello; el Padre, y como Dios único (Jn 17, 3); una vez y otra, mediante el Hijo (Dios-Palabra), nos estuvo llamando, pero claro, no fue hasta que le oímos –y cuando digo oír, no es por voluntad propia, sino porque el Hijo nos ha dado oídos para oír al Padre– que a la verdad fuimos vueltos al Dios Trino y Uno (Jn 6, 65).

Debemos recordar siempre que el Hijo es la imagen visible de Dios, que es invisible (Col 1, 15), y bien sabiendo que Dios es Padre, Hijo y Espíritu santo, ante ello; no debemos olvidar que estos oídos nos son dados cuando el Padre nos lleva al Hijo, creemos en Su Palabra, y por ello; nos es dado. O lo que es lo mismo, recibimos –viene a morar en nosotros– Su Espíritu (Jn 14, 23).

Nunca deberíamos olvidar y a su vez, que quien ve al Hijo, ve al Padre, pero curiosamente, nadie sabe quien es el Hijo, sino el Padre:

Luc. 10:22 “Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre; y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer.

Y lo dejamos aquí. Bendiciones.

dimarts, d’abril 22, 2008

La Didajé (introducción) ...


Hola; que la paz del Señor sea contigo.

Vamos a seguir con los primeros siglos. Hoy comenzaremos a conocer la "Didajé" o "Doctrina de los doce Apóstoles", la cual, la presentaré en varias partes por tal de no hacer largos y extensos artículos:

Introducción

La Didajé es un texto fundamental del cristianismo primitivo, puesto que es un resumen de la enseñanza (= didaché gr.) de los apóstoles. Es el texto no canónico más antiguo que conocemos —incluso anterior a algunos libros del Nuevo Testamento—. Algunos doctores del siglo III, como Clemente de Alejandría, llegaron a citar la Didajé como escritura divinamente inspirada (1).

A pesar del título, no se entiende que haya sido escrita por la totalidad de los apóstoles o por alguno de ellos, sino sencillamente que el escritor se propone recoger las enseñanzas fundamentales —de carácter preferentemente moral— que, a través de los apóstoles, se remontan al Señor. Como podrá advertirse, el texto está impregnado del espíritu evangélico.

Tal como nos ha llegado, el libro puede dividirse en tres partes claramente identificables, a saber: una instrucción que —según se afirma en VI, I— ha de preceder al bautismo, cuyo carácter es esencialmente moral y práctico; se expone mediante la alegoría de los dos caminos (caps. I-VI). Un esbozo de ritual para los sacramentos del Bautismo y la Eucaristía —o Santa Cena— (VII-IX), con un capítulo intercalado sobre el ayuno y la oración. Finalmente, una ordenación de las relaciones de la comunidad respecto a apóstoles y profetas, con avisos y cautelas para distinguir los verdaderos de los falsos profetas (XI-XIII), la manera en que se debe proveer sustento, algunas indicaciones sobre el día del Señor, y criterios sobre la elección de Obispos y Diáconos. Una exhortación a la vigilancia, con referencia a los últimos tiempos. [...]

(1) No obstante, Eusebio pone a la Didajé entre los escritos decididamente nothoi o espúreos, junto a Los Hechos de Pablo, el llamado Pastor, y la Epístola de Bernanbé (Historia Eclesiástica, III, 25,4).
Es todo por el momento, en breve más. Pero recuerden y siempre que estos escritos no son canónicos, de ahí que habrá que tener precaución y nunca tomarlos como verdades absolutas, sino que siempre, y esta es la exhortación, deberán ser cotejados y debidamente en base a la Sagrada Escritura Canónica (Biblia), la cual y como bien saben es la única fuente que contiene la revelación sin error, inspirada por el Espíritu Santo, y teniendo a Dios por autor (cf. Concilio Vaticano I).

Bendiciones.

diumenge, d’abril 20, 2008

Cirilo de Jerusalen (II) ...


Que la Paz del Señor sea contigo:

Hoy seguiremos conociendo a Cirilo de Jerusalen (313-387 d.C), doctor de la Iglesia que como ya indiqué, es conocido y principalmente por sus "XXIV Catequesis", y siguiendo con su "IV catequesis" (los diez dogmas)", veamos y leamos el "dogma II":

ACERCA DE CRISTO (dogma II)

Cree también en el solo y único Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo, Dios engendrado de Dios, engendrado como vida de la vida, como luz de luz, semejante en todo al Padre, que no comenzó a existir en el tiempo, sino que fue engendrado desde la eternidad antes de todos los siglos y antes de todo lo que se pueda pensar. El es la sabiduría, el poder de Dios y la justicia en persona, y está sentado a la derecha del Padre antes de todos los siglos. Pues no fue coronado por Dios, como algunos pensaron después de su pasión ni se sentó a su derecha como premio a su paciencia. En realidad tiene la dignidad regia desde el comienzo de su existencia (aunque ha sido engendrado desde toda la eternidad): siendo Dios, su sabiduría y su potestad, se sienta junto al Padre, como ya se ha dicho; reina juntamente con el Padre y lo gobierna todo con él. Nada absolutamente le falta de la dignidad divina y tiene un conocimiento perfecto de aquel por quien ha sido engendrado como él es a su vez conocido por quien le engendró (cf. Jn 10,15). Para decirlo en resumen, recuérdese lo escrito en los Evangelios: «Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo» (Mt 11,27).

Pero no separes al Hijo del Padre ni creas, al relacionarlos, en una «filio-paternidad» como mezcla de uno y otro. Cree, en cambio, en que es el Hijo unigénito de Dios, Dios-Palabra antes de todos los siglos. Pero no es palabra que, una vez pronunciada, se perdió en el aire ni semejante a las palabras que carecen de consistencia sólida y propia: es la Palabra-Hijo, creador de quienes se sirven de la palabra y de la razón; es la Palabra que escucha al Padre y habla él mismo. Si Dios lo permite, hablaremos de estas cosas en su momentos, pues no nos olvidamos de nuestro plan, que es ahora enumerar sólo los temas de una necesaria introducción a la fe. (ver fuente)

Que Dios te bendiga.

dissabte, d’abril 19, 2008

Conociendo a Jesús (IV) ...

Que la Paz del Señor quede con ustedes:

Verán, hoy, leyendo, me di cuenta de un detalle: "para nosotros no hay más que UN SOLO Dios, el Padre, en quien todo tiene su origen y para quien nosotros existimos. Y hay también UN SOLO Señor, Jesucristo, por quien todas las cosas existen, incluso nosotros mismos". (1Cor 8, 6). Y ello, debería ya estar claro, pues bien sabemos que la Palabra de Fe que predicamos es que: "si confesares con tu boca que JESÚS ES EL SEÑOR, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo" (Rom 10, 8-9). Sin olvidar que TODA LENGUA confiese que Jesucristo es EL SEÑOR, para gloria de Dios Padre (Filip 2, 11).


Bien, a ello, ahora, hay que sumarle el detalle, y sin olvidar jamás que: "el Verbo estaba con Dios, y era Dios" (Jn 1,1), ello no lo podemos olvidar. Pero recordemos y analicemos este detalle: Dios no ha sido engendrado ¿verdad que no?... bien, pues atentos: EL HIJO SI HA SIDO ENGENDRADO (Heb 1, 5).

Por lo tanto, la Deidad Plena de Dios (trinidad), y bien sabiendo que es un misterio, ante ello, vamos a ir (deberían) aprendiendo a sujetarnos a la Sagrada Escritura Canónica y, a tal cual la Palabra de Fe que predicamos, y siendo que es para Salvación y gloria de Dios Padre, empecemos a confesar, pues toda lengua ha de confesar, que: JESUCRISTO ES EL SEÑOR, Y DIOS, EL PADRE.

Una reflexión les comparto:

Verán, somos gentiles, y Dios es el Dios de Abraham, Isaac, y Jacob. Y los Judíos esperaban un Mesías —bueno, siguen esperando—. Y verán; Dios es Padre, Hijo, y Espíritu Santo; y YHWH, el Dios de Israel.

Es decir: no podemos negar al Hijo, de ahí, que Cristo es nuestro Señor, y Dios el Padre. Y sí, es verdad, Jesús es "Emmanuel" (Dios con nosotros), pero en el Hijo, sin el Hijo, NO HAY PADRE. Y ello, se logra cuando a la verdad se es guiado por el Espíritu de Dios, y de ahí que se tiene a Dios que como bien sabemos es Padre, Hijo, y Espíritu Santo.

Por lo tanto recordemos siempre que Dios es Padre, Hijo, y Espíritu Santo. Y es cuando los tres, y en nosotros, UNO son, QUE TENEMOS A DIOS.

Pero atentos, cuando ello tiene lugar y a la verdad, no porque alguien nos habló de ello, y por esta causa, sabemos, no; recordemos que: somos hijos de Dios no por carne, ni por sangre, ni por voluntad de varón, sino porque Dios nos engendró (Jn 1, 12-13), es decir: porque por su gracia, y mediante el Espíritu Santo, tenemos conocimiento real y verídico; porque lo vivimos, vemos y oímos; de Dios mismo en unión al Hijo (Rom 8, 14-17). O lo que es lo mismo: LA PLENITUD DE LA DEIDAD DE DIOS MORANDO EN NOSOTROS.

Que Dios Padre y Jesucristo el Señor les llenen de gracia y paz.

divendres, d’abril 18, 2008

Cirilo de Jerusalen (I) ...


Hoy quiero presentar a Cirilo de Jerusalen (313-387 d.C), doctor de la Iglesia que destaca por sus "XXIV Catequesis". Leamos hoy parte de su "IV Catequesis (Los diez dogmas)" y conozcámos la fe de este hermano de los primeros siglos:

ACERCA DE DIOS (dogma I)

A modo de fundamento, establézcase firmemente en vuestra alma la verdad acerca de Dios. A saber, un Dios que es solamente uno, no engendrado por otro, y sin nadie que vaya a sucederle, que no tuvo principio ni tendrá nunca fin, y que es él mismo bueno y justo. Si alguna vez oyes a un hereje que diga que hay algún otro que sea bueno o justo, dándote cuenta al punto de la herejía, reconoce el dardo envenenado. Algunos se atrevieron, mediante un discurso malévolo, a dividir al Dios único: y unos dijeron que el autor y dueño del alma es otro que el de los cuerpos, enseñándolo necia e impíamente. Pues, ¿cómo es posible que un único hombre sea siervo de dos señores si dice el Señor en el Evangelio: «Nadie puede servir a dos señores» (Mt 6, 24)? Por consiguiente, sólo hay un Dios, autor a la vez de las almas y los cuerpos. Uno es el creador del cielo y de la tierra, hacedor de los ángeles y de los arcángeles, artífice de las múltiples realidades, Padre desde la eternidad de su único Hijo, Jesucristo, Señor nuestro, por quien hizo todo (cf. Jn 1, 3) lo visible y lo invisible (Col 1, 16).

El Padre de Nuestro Señor Jesucristo no está circunscrito a un lugar ni es menor que el cielo, pero los cielos son obra de sus dedos (cf. Sal 8, 4) y toda la tierra se contiene en su puños. Está a la vez en el interior y fuera de todas las cosas. Y no creas que el sol le supera a él en luminosidad o es siquiera igual. Pues quien hizo el sol debe ser sin comparación mucho mayor y luminoso. Tiene conocimiento previo de las cosas futuras y es más potente que todas ellas, todo lo sabe y todo lo hace según su voluntad: no está sujeto a la sucesión de las cosas ni a lo que marcan los astros, al azar o a la necesidad del hado. Es perfecto en todas las cosas y posee por igual toda clase de virtud. Ni disminuye ni se agranda, sino que se mantiene siempre igual y del mismo modo. Ha preparado castigo a los pecadores y la corona a los justos.

Ahora bien, puesto que muchos se han apartado de modos diversos del único Dios: algunos hicieron Dios al sol para permanecer sin Dios durante la noche; otros a la luna para no tener Dios durante el día; otros hicieron Dios a otras partes del mundo; algunos a las artes y otros a los alimentos o a sus pasiones. Unos enfermaron por el amor de las mujeres, otros consagraron a Venus una imagen solemnemente colocada y, bajo esta apariencia visible, prestaron adoración a los vicios y afectos de su alma. Hubo quienes, atónitos ante el fulgor del oro, juzgaron que éste y otros materiales eran dioses. Pero si alguno graba bien en su interior la doctrina de que Dios es el principio único y cree en él de corazón, impedirá el atropello y el ímpetu de los vicios de la idolatría y del error de los herejes. Por tanto, pon por la fe este primer dogma en tu alma. (ver fuente)

Que Dios Padre y Jesucristo el Señor te bendigan.

divendres, d’abril 04, 2008

Jesús comenzó a hacer...

Mis queridos hermanos, Paz en Dios:

Hech. 1:1 "En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar".

Como bien vemos, al principio del libro de los Hechos de los Apóstoles, claramente nos es mostrado que la Obra del Señor sigue siendo una realidad. Es decir, que en momento alguno dejó de ser.

Lo dice muy claro, “acerca de todas las cosas que Jesús COMENZÓ a hacer y enseñar”... Entandamos pues, que la Obra del Señor nomás hizo que comenzar cuando por la Gracia de Dios Padre estuvo entre nosotros.

Ahora debemos recordar que bien nos es dicho:

Mat. 28:20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Todos los días, e aquí que bien nos dice que el Señor estará con nosotros TODOS los días, hasta el fin del mundo.

Por lo tanto, y si bien han leído el libro de los Hechos de los Apóstoles, bien sabrán que hoy, el Señor, y ya después de su marcha (ascensión), sigue obrando y por Él mismo, pero como no, y ahora, mediante su propio Cuerpo, el cual, y como todos bien sabemos LO ES LA IGLESIA MISMO.

[...] "así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador".

Pero claro, su Iglesia no lo es ni institución alguna, ni organización alguna, ni tan siquiera denominación alguna, no; su Iglesia, la veradera, es su propio Cuerpo, el de Cristo, y es mediante Él, Su propio Cuerpo en perfecta unión a la Cabeza, que hoy, justamente hoy, ahora mismo, en estos instantes; NUESTRO SEÑOR OBRA, Y ESTÁ OBRANDO, para vida Eterna...

En Cristo Jesús, el Señor, les bendigo.