divendres, de setembre 02, 2005

¿Espíritu Santo?

“Pero ustedes tienen el Espíritu Santo con el que Jesucristo los ha consagrado, y no necesitan que nadie les enseñe, porque el Espíritu que él les ha dado los instruye acerca de todas las cosas, y sus enseñanzas son verdad y no mentira. Permanezcan unidos a Cristo, conforme a lo que el Espíritu les ha enseñado” (1 Jn. 2.27)

No se cuando empezó en las mayorías de las llamadas iglesias del señor a dejar de lado la divina persona del Espíritu Santo y su obra única e insustituible, en pro de la sabiduría y entendimiento humano, la cual, y como claramente dice la Biblia: “Dios se ríe de esta sabiduría” (1Cor. 3:19). Pero no voy a entrar aquello que hacen o dejan de hacer ciertas iglesias, denominaciones, religiones y demás instituciones que dicen llamarse “pueblo de Dios”. No, en esta ocasión no voy a tratar de juzgar a nadie en concreto, porque como bien dijo Jesús: “Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra” (Jn. 8.7).

En esta ocasión tan solo quiero advertir del gran daño que están causando a los creyentes, cuando les privan de conocer la divina persona del Espíritu Santo, porque todo aquel que no conoce la persona del Espíritu Santo, no es guiado por este en su andar diario. Y a consecuencia de esto, aun está sometido a la ley, y como bien sabemos, nadie es salvo por la ley, sino por fe. Y queridos hermanos, sin la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas, no se puede llegar a conocer la fe tal cual es requerida por Dios Padre. Porque por muy sabios que sean los hombres, ninguno, absolutamente ninguno, puede llegar por sus medios a la sabiduría de Dios, y esta, solo puede ser enseñada por la persona del Espíritu Santo. Así que: a quien le corresponda, empiece a tomar pero que muy enserio la persona del Espíritu Santo, porque todo aquel que niega al Espíritu Santo y su obra en el creyente, esta negando a Jesús y lo que peor, a la gloria de Dios mismo.

Este espacio no es el lugar adecuado para largos documentos, porque por desgracia; hoy la gente anda demasiado aprisa en todas las cosas, razón esta, por la que muchos creyentes no emprenden el trabajo que supone llegar a conocer en verdad el Espíritu Santo (no lo conocen porque a quienes les corresponde enseñarles esto, no lo hacen), sino que todo lo contrario, en vez de esperar en él, se limitan a acudir allí donde les dan de comer (a pesar de quedar siempre con hambre) porque con ello, llenan su propio yo por medio de la prédica, alabanza, o Dios sabe que… y cuando la carne está llena, tiempo les falta para andar buscando al Espíritu Santo y su obra en ellos. Problema este que les ha resultado muy cómodo a los auto llamados ministros de Dios, que han visto en estos creyentes la posibilidad de realizarse en aquello que, a ellos, les pide la carne.

Mi Señor derrama en sobreabundancia el Espíritu Santo al mundo y humilla de una vez por todas a los que dicen ser y no son tuyos. Gloria a ti, mi Señor Jesús ¡ven pronto!