dimarts, de gener 31, 2006

Centrando al diablo

El diablo es sutil, astuto y ante todo, conocedor de las Escrituras. No olvidemos que satanás conoce a Dios, habla con Él e incluso es, y en momentos dados, consentido en sus actos por el mismísimo Dios. Y no es que lo diga yo, sino que la Biblia misma, en el libro de Job, muestra e instruye al respecto (Job 2.2 ...).

Satanás bien sabe que el único camino para llegar a Dios Padre es por la Palabra, Vida y Luz de Cristo nuestro Señor, mediante la enseñanza del Espíritu Santo, Él es quien nos da a conocer y enseña la verdad de Dios (1Jn. 2.27). Es por ello y pues, que satanás no duda ni un instante en tratar de impedir una y otra vez que los hijos de Dios logren ser guiados por el Espíritu Santo, para ello; sin detenerse, sin apresurarse, esperando el mínimo descuido, tratará de meter en ellos el espíritu de engaño que les fue por él enviado. Hay que estar despiertos y en oración hermanos, porque la carne es débil y presa fácil del diablo.

Entendamos que satanás es dueño y señor de la tierra hasta la venida de Jesucristo nuestro Señor. Satanás es y a la vez señor de toda alma viviente que no está sujeta al Espíritu de Dios, de toda alma que no se haya entregado en verdad a Cristo nuestro Señor. Y para darnos cuenta, al ver, de como procede y actúa el diablo, necesariamente deberemos saber y conocer en verdad quien es y como obra la Divina Persona del Espíritu Santo desde lo más profundo del ser interior (espíritu).

Es fácil oír muy a la ligera las famosas frases “soy hijo de Dios”, “Cristo vive en mi”, “en Cristo soy salvo”, y verdaderas son estas frases, pero no textualmente, sino en verdad. Y está verdad, que sólo es dada conocer por el Espíritu de Dios, es la que el diablo anda distorsionando entre aquellas que también y muy a la ligera dicen llamarse iglesias de Dios (Efes.1.20-23).

El Espíritu Santo es Dios, repito: EL ESPÍRITU SANTO ES DIOS. Así pues; creer que estamos y andamos en Cristo cuando en nosotros habita el más mínimo resquicio de idolatría, amor por el mundo, división, falta de amor, egocentrismo, envidia, mala intención, discriminación, rencor, orgullo o mentira; por citar algunos de los tantos posibles dominios de satanás en nuestro ser interior (alma), es andar equivocado y estar siendo engañado por el acusador.

Es cuando nos entregamos a Cristo, es decir; cuando Jesucristo pasa a ser único Señor en la plenitud de nuestra vida, y esto equivale a decir: por encima de ideologías, de autoritarismos, de sectarismos, de ambiciones, de pretensiones, de todo aquello que forma parte del ser interior (alma); que la Palabra -Su Palabra- nos va guiando a nuestro más profundo ser interior (espíritu) y nos muestra todo aquello que debemos por la cruz entregar para recibir, por corona, el Espíritu de la verdad prometido por nuestro Señor y Maestro: el CRISTO (Jn.14.16-17). Creer que Dios dará tan preciado tesoro a aquel que no esté aprobado para recibir Su Divina Persona en su más profundo ser interior, es estar equivocado y reprobado de antemano.

Cristo Jesús -la Palabra- obrará en nosotros, poco a poco, cada vez más profundamente, hasta que estemos aprobados por Dios para recibir el Espíritu de la verdad. El cual, no podremos recibir hasta que la Palabra de Cristo nuestro Señor libere totalmente nuestro ser interior (alma). Y es ahora que, desde nuestro más profundo ser interior (espíritu), nacemos de nuevo (Jn. 3.3). Después y como no, de haber crucificado en Cristo nuestra pecaminosa vida anterior por gracia y obra de la Palabra, es decir: Cristo nuestro, y ahora ya sí, ¡Único Señor!.

Al mínimo error (pecado) el Espíritu Santo quedará contristo y dejará de actuar en nosotros hasta que pidamos en verdad perdón a Dios Padre y restablezcamos por redención de la Sangre derramada de Jesucristo nuestro Señor y Su Palabra, la paz con Dios. (Si no entiendes, ora por ello).

Entendamos pues que hasta llegar a la plenitud en Cristo, hasta llegar a poder decir en verdad “¡Cristo vive en mi!”, la gran lucha entre satanás y la Palabra de Cristo nuestro Señor será constante en nosotros. Sólo aquellos de corazón humilde y entregado en verdad a Dios ganaran la batalla. Pero hasta llegar aquí, a la plenitud en Cristo, hasta recibir la llenura y poder del Espíritu de la verdad en nosotros, satanás tendrá fuerza y poder y a la mínima bajemos la guardia, seremos presa fácil del diablo.

Si no lograste entender deberías orar con todas tus fuerzas, con todo tu corazón, con toda tu mente y con todo tu ser, pidiendo a Dios Padre y Cristo nuestro Señor te den a conocer la verdad que te hará libre y salvo. Verdad que sólo lograrás ver y comprender por obra del Espíritu Santo que morará en ti por la gracia de Dios al creer, en verdad, la Palabra de Cristo nuestro Señor.

Toma en serio tu camino y vuélvete de una vez y por siempre a Dios. Pide guía y luz a Dios Padre y Cristo Nuestro Señor para entender si no lo lograste hacer.

Que nuestro Señor derrame su gracia y paz sobre ti. Bendiciones.

divendres, de gener 27, 2006

Impresiones 1

El hombre es un ser caído por naturaleza y en el cual no hay nada, absolutamente nada, que sirva para llegar a Dios. Ahí está el trabajo de Cristo nuestro Señor. El mostrarnos día a día -y toda una vida- cuan pecadores somos y cuan poco hay en nosotros agradable a Dios.

Nuestros pensamientos, nuestros deseos, nuestras ganas, todo cuanto forma parte de nuestro anterior ser, de nada sirve ante Dios. Todo es oscuro, confuso, pecaminoso. Todo es vacío, sin nada, caído.

Sabes: hasta que no se logra entender, comprender y aceptar que nada somos ante Dios, que nada hay en nosotros agradable a Dios, no podemos avanzar en Cristo nuestro Señor. La confianza en nosotros, hasta en los pensamientos e intenciones más nobles, nos apartan del Plan de Dios para con nosotros. Dios nos deja allí donde nos es necesario, hasta que logremos ver y entender el qué y como ha de ser entregado a Él. No avanzamos hasta que no estamos preparados para el siguiente paso.

La unción, el buscar a Dios por aquello que nos da, el orar por sentir su presencia, el... todo, absolutamente todo es contrario a la verdad de Cristo nuestro Señor. Hay que morir y no de palabra: es una muerte real, es una muerte real, es una muerte real... tan real como la vida misma.

Duro camino es el llegar allí, a lo más profundo de nuestro ser, lugar en el cual habita el Espíritu de Dios. Duro y largo camino es y como no, claro nos va dejando nuestro Señor que no hay que añorarlo, desearlo, pues imposible es hasta que no estemos con él, el poder totalmente lograrlo. Siempre estará nuestro ser anterior, luchando, atacando, incordiando, tratando de revelarse contra nuestro Dios.

Pero en fin: agradable es el poder ver y comprender aquella verdad que dice !EN LA DEBILIDAD SOMOS FUERTES! Cerquita de ella me voy viendo y como no, sabiendo que no necesariamente llegaré, pero al menos, Dios Padre y por la gracia de Cristo nuestro Señor, de lejos me la dejó ver.

Andando vamos, aprendiendo estamos, el Señor sigue trabajando y la lucha; cada vez más me está gozando. Pero que gozo más extraño, hay que aprender a disfrutarlo. Es un gozo neutro, noble, inalterable, continuo... débil aun, pero claro deja que ese es el camino. Empiezo a ver que el gozo es el batallar cada día, el ver nuestras debilidades cada día, el superarlo todo en Cristo nuestro Señor. El dejar que sea él y sólo él quien luche por nosotros todos los días.

Nada más; Bendiciones de Dios Padre y Cristo nuestro Señor.

dilluns, de gener 16, 2006

Ante todo: Padre

Dios es Padre ante todo, pero no siempre logramos verlo así los hijos de Dios. Nos esforzamos por negarnos a nosotros mismos por tal de no desagradar a Dios, sin darnos cuenta que nuestro Padre aquello que más quiere es mostrar su gloria en la plenitud de nuestro ser y andar diario como hijos de Dios. Nuestra voluntad jamás será anulada por Dios Padre.

Dios, y como Padre nuestro que es por encima de todo, jamás querrá aquello que no deseemos ni queramos primeramente sus hijos. Dios Padre jamás manipula la voluntad de sus hijos, sino que la trabaja para que este de acuerdo con SU voluntad y Plan en nosotros. Dios no quiere que sus hijos se nieguen a ellos mismos una y otra vez, sino más bien, que dentro de aquello que les agrada a sus hijos, dentro de aquello que están dispuestos a entregar a Dios, es decir su vida, obren en consecuencia por y para SU gloria. El propósito real de Dios es que SU voluntad y la nuestra lleguen a ser una misma en Cristo Jesús nuestro Señor por los siglos de los siglos. Nada más.

Dios y como Padre, siempre quiere lo mejor para sus hijos. Y como perfecto conocedor de cada cual y sus posibilidades concretas, todo cuanto les pida estará de acuerdo a su capacidad y voluntad propia. Creer que Dios impedirá en lo más mínimo hacer aquello que nosotros queremos es un gran error. Dios Padre sólo nos exige que seamos dignos de ser quienes somos por SU gracia y amor, dando lo mejor de nosotros en aquello que deseamos con el corazón, pero conforme a SU voluntad. Nuestro Padre quiere mostrar su gloria dando a su hijos la sabiduría necesaria para emprender conforme SU voluntad, unida a la nuestra, aquello que estamos dispuestos a hacer sin sentirnos obligados, es decir: libremente. Recordar cabe que el único que obliga, el único que nos tiene continuamente agobiados hasta el punto de sentirnos marionetas, es nuestro gran enemigo el diablo. Dios nos hace libres, satanás nos hace esclavos.

Hay momentos que en verdad nuestro Padre se opone a un plan nuestro en concreto porque bien sabe que en el fondo no es el camino mejor, que no es la verdad de nuestro corazón. Porque bien por dar placer a la carne, por nuestro egocentrismo, por nuestra falta de visión, vamos a emprender aquello que en verdad no es Plan de Dios, y que a las claras, cuando recibimos luz de Dios, vemos y entendemos que en verdad no era aquello que quería nuestro corazón. Cuando andamos confundidos por estar influenciados por el mundo, por las tendencias, por nuestro enemigo el diablo... nuestro Padre ahí sí nos corrige en lo más profundo del corazón. Y duele hermano, bien que duele.

No podrás jamás encontrar la voluntad de Dios más allá de la realidad y sinceridad de tu corazón. El Padre Celestial jamás obliga a nada -principio de libertad- el Dios Padre sólo corrige aquello que, cuando a las claras es visto por la luz de Cristo, estaba fuera del plan de Dios y como no, fuera de la verdad de nuestro corazón. No digo que es fácil saber cual es la voluntad del Padre en unión a la voluntad real de nuestro corazón. No es fácil saber que es en verdad aquello que tu corazón quiere en verdad entregar a Dios. No; es complicado, necesita de largo tiempo el aprender a saber cual es la voluntad de ambos unida en un mismo cuerpo, sentir y ser de Dios. Ahí está el trabajo, la lucha, la duda, el desconsuelo, la sequedad… pero el tiempo, junto con la luz de Cristo que nos va alumbrando, nos muestra cada día un poco más del que es, junto con nosotros, el verdadero Plan de Dios.

Plan que no es otro que hacer aquello que anhela en verdad nuestro corazón, aquello por y para lo que fuimos llamados por Dios, pero dentro de la voluntad y conforme al Plan de Dios. La lucha, la gran batalla es necesaria hasta que sea colgada en la cruz cualquier impureza que oprime al Espíritu de Dios, que interfiere en la unión de ambos espíritus, el nuestro y el de Dios. Pero tranquilos: con tiempo, con paciencia, sin prisas, pero sin pausa; Jesucristo nuestro Señor nos libera de toda carga, de toda duda, de todo error y deja nuestro espíritu totalmente puro y entregado a los pies de Dios. Ahora y desde ahí, desde esa pureza del espíritu, se levanta una nueva vida, esta ya, dentro el Plan de Dios. Porque Dios Padre ha unido su sentir, su pensar, su saber hacer junto con nosotros y ahora ya y sí, somos hijos de Dios por la gracia y obra de Jesucristo nuestro Señor mediante el Espíritu Santo que mora por siempre en nosotros, en lo más profundo de nuestro corazón.

Si no entiendes, dale tiempo al tiempo. No es posible llegar aquí sin la obra profunda de la cruz de Cristo en nuestro ser más profundo, el cual, es morada de Dios. Morada donde se desarrolla y ahora ya si, la voluntad real de Dios. La cual, jamás está en contra de la voluntad de los hijos de Dios Padre. Somos uno en Cristo para la gloria de Dios Padre nuestro Señor.

Bendiciones de lo alto.

dimecres, de gener 11, 2006

Juan 1.1-14

Hoy comparto aquello que he empezado a publicar en el periódico local de mi ciudad, el cual y por la gracia de Dios, hoy y de nuevo es mio. Así pues, de vez en cuando iré compartiendo con vosotros entre otras cosas, aquello que Dios me da para los aun hoy, gentiles de mi población.

En el principio ya existía la Palabra Creadora de Dios que nos fue dada a conocer a los hombres mediante Cristo Jesús. Jesús hecho hombre es la expresión viva y papable de Dios para toda la humanidad. Nada de lo que existe fue hecho sin Jesús. Jesús es vida y luz para la humanidad. Esta vida nueva que Jesús nos da al creer en él, es luz para toda la humanidad y brilla en las tinieblas, es decir, entre los que son del mundo. El espíritu que reina en el mundo, el espíritu de las tinieblas “satanás”, no puede apagarla... No, tranquilo, no voy a entrar en un estudio detallado de la Palabra ni en complicadas formas de entendimiento. Aquello que voy a compartir en estos primeros encuentros es la plenitud de Dios en su Hijo y Señor nuestro Jesucristo y en base a la verdad que Dios nos da por medio de los evangelios.

Centrémonos primeramente en Juan el Bautista, allí donde dice que Juan fue enviado por Dios para dar testimonio de la luz, pero que a la vez dice, que Juan no era la luz, sino un enviado.

Jn.1.6 “hubo un hombre llamado Juan a quien Dios envió 7 como testigo, para que diera testimonio de la luz y para que todos creyesen por medio de él”.

Si escuchas sinceramente tu corazón y sin rebuscar, entenderás que claramente nos está diciendo que el hombre encargado de dar a conocer a Jesús como Hijo de Dios al mundo ya vino, ya cumplió e hizo su trabajo y que él no era la luz (Cristo), sino un enviado a dar testimonio de ella. Es decir que Dios envió a un único hombre a dar testimonio de la luz, que Cristo como hijo de Dios ya fue anunciado en su momento por Juan el Bautista y es por ello que termina diciendo para que todos creyesen (en Jesús) por medio de él (Juan)”.

Jn.1.8 “Juan no era la luz, sino un enviado a dar testimonio. 9 La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad venía a este mundo”

Es lo mismo decir que aquel que da testimonio de Jesús, no es la luz ni puede darnos por él mismo vida, sino que simple y llanamente es un enviado a dar testimonio de ella, de la Luz que da vida. Porque la luz es Cristo y sólo Cristo y él ya vino. Los enviados de Dios no son la luz, sino simples hombres que por la gracia de Dios han conocido en verdad a Cristo y por ello atestiguan, al igual que tu y yo, de la luz que les dio vida y como esta, la nueva vida que les da Jesús obra en ellos. Es decir; que sólo dan testimonio de la obra de Jesús en ellos mismos y como llagar a él, pero ahí termina su misión y obra, porque una vez Cristo Jesús se manifiesta en nosotros al creer en él, ya es Cristo y por si mismo quien nos guía en gracia y obra del Espíritu Santo. Ya veremos en su día que sólo Jesucristo es cabeza de la Iglesia y que tu, yo y cualquier otro que en él cree, formamos parte de ella, la cual, es el verdadero Cuerpo de Cristo nuestro Señor.

¿Como? sí hermano/a, la luz y la vida te la da Cristo, no hombres en el nombre de Cristo. ¿Aun hay dudas en ti? entonces pues mejor sigamos leyendo:

Jn.1.10 “Aquel que es la Palabra estaba en el mundo, y aunque Dios había hecho el mundo por medio de él, los que son del mundo no le reconocieron. 11 Vino a su propio mundo, pero los suyos no le recibieron”.

Cristo -la Palabra- está desde y por siempre en el mundo, pero aquel que vive en tinieblas, es decir, sin recibir la luz y vida de Cristo por no creer en él, no puede reconocerle. Porque todo aquel que confía en el mundo y en todo aquello que el mundo falsamente ofrece, incluidos los hombres, no puede ver la luz de Cristo nuestro Señor, porque la luz y la vida son Cristo y sólo Cristo.

Jn.1.12 “Pero a quienes le recibieron y creyeron en él (en Cristo Jesús) les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. 13 Y son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha engendrado”

Sí: Dios es quien engendra y da vida a sus hijos, tu, yo y cualquiera que crea en Cristo Jesús, es hijo de Dios. No porque uno lo quiera u otro quiera que así sea, sino porque Dios mismo es quien los engendra. Y en ello vemos que ante Dios todos, repito, todos somos iguales, nadie es más que nadie ante Dios, porque todo aquel que cree que Jesús es el mesías, el hijo de Dios, tiene vida eterna, es hijo de Dios. Si es Dios mismo quien nos engendra ¿donde cabe la obra del hombre?.

Nada más por hoy. Ahora deberías leer de nuevo el capitulo (Jn.1.1-18) pero esta vez pidiendo a Jesús que sea él quien te confirme y muestre la verdad que hay en ello. Sólo así conocerás la verdad, cuando ella te es confirmada por el Espíritu Santo que mora en ti por obra y gracia de Dios Padre y su Hijo Jesucristo nuestro Señor.

Bendiciones de lo alto.

dimarts, de gener 10, 2006

Puntualizando

Si eres asiduo a este blog y lo que en el lees, lo miras desde el corazón, hace ya tiempo que habrás visto por ti mismo, que para nada mi intención es profetizar sobre nada, sino más bien y este es en verdad el sentido de mis escritos, es dar luz sobre aquello que hoy es ya una realidad entre el pueblo de Dios.

Ciegos deben andar aquellos que ven en lo aquí escrito otra intención que no sea el dar luz sobre la verdad de Cristo nuestro Señor. Muchos son ya lo errores que se están viendo entre el llamado pueblo de Dios y como bien dicen las escrituras, hay que despertarse ya del sueño y fijarse en el tiempo en que vivimos.

Bien se que cualquiera que esté siendo guiado por el Espíritu Santo ve y entiende todo cuanto hasta hoy he publicado. No digo en plenitud, pero se que con su corazón puede llegar y llega aceptarlo. Nada busco en aquello que comparto, más bien y simplemente, trato de mostrar con palabras aquello que Dios y en su gracia cada día me está mostrando. Unas veces más que tratar de aportar y tiempo después cuando lo leo, puedo ver y comprender que aquello que quedó escrito, no era para nadie mas que para mi y en concreto.

Todo cuanto escribo, todo cuanto cuánto comparto, forma parte de mi camino en busca de la verdad de mi Señor Jesucristo, repito; mi camino. Unas veces menos atinado otros más lúcido, ando cada día en busca de aquello que Dios y para mi tiene preparado. Sin prepotencia, sin esperar nada a cambio, cada día y cuando puedo un poco más trato de ir dando. Aunque con el corazón en la mano, muchas veces a mi mismo y en lo que escribo me hablo.

Nada más, por hoy ya termine mi trabajo, ahora vuelvo a los pies del Señor en busca de aquello que para mi tiene predispuesto Dios. Pero no solo para mi, sino para cualquiera que crea en Jesús, Dios tiene un… Dios tiene para quienes le aman cosas que nunca nadie ha visto ni tan siquiera pensado.

Bendiciones hermano, bendiciones de lo alto. Sigamos andando pues el final de nuestro camino se está acercando.

Se está acercando

Cristo vuelve para juzgar a vivos y muertos, el primer paso y ya sin duda alguna será entre el llamado pueblo santo, entre aquellos que dicen ser pero no, iglesia de Cristo nuestro Señor. Dios viene dando poder, inmenso poder, a todo el verdadero Pueblo Santo; y tiempo está llegando en que todo aquel que no es de Dios, será segado.

Jesucristo nuestro Señor es el único digno y capaz de llevar tan arduo trabajo a cabo, pero junto con Dios Padre él será el encargado, pues así y desde antes de la Creación fue por Dios decretado. Padre, Hijo y Espíritu Santo de nuevo serán manifestados a todo el verdadero Pueblo Santo y como dije apenas unas líneas antes, todo aquel que no acepte su llamado y único Señorío, será segado. Todo aquel que no este dispuesto a decir: ¡bendito el que viene en el nombre del Señor! será apartado.

El pueblo de Dios está cansado, agobiado, apartado, callado, encadenado, mal mirado, humillado… ¡El pueblo de Dios está ganando! Porque en lo más profundo de su soledad, de su aparente desengaño, Dios los está levantando. Los hay en todas partes, pueblos, reinos, razas y como no, iglesias y religiones y tiempo a llegado ya, que por la gracia de Dios, todos sus hijos serán liberados. Tremendos estallidos, gritos de dolor y desconsuelo se verán entre todos aquellos que dicen ser, pero no son, pueblo santo.

Jesucristo viene con gran poder, derramando sobreabundantemente y primeramente el Espíritu Santo. Y todo aquel que es verdadero hijo de Dios será llenado. La batalla está lista, y los hay por todos lados y nadie y jamás ya podrá vencer al Pueblo Santo. Porque Dios mismo así lo predispuso y Dios y en su gracia, así lo está ya ordenando.

Levántate Pueblo Santo, levántate de tu letargo. Se valiente, pues el fin de los que no son hijos de Dios está llegando. Levántate, se valiente y lucha, el final de los tiempos está de tu mano!

dilluns, de gener 09, 2006

No tengas miedo...

No tengas miedo se valiente: palabras dejadas no hace muchos días en mi corazón por un hermano al que no conozco pero que al igual que a mi, se que Dios está guiando su corazón. Y no de una forma superficial, sino profundamente arraigado en su interior.

No tengas miedo se valiente ¿a qué? me pregunté una y otra vez yo, ¿a que he de ser valiente? sin cesar me preguntaba en mi interior. Si yo amo a Cristo, si se que estoy en Cristo, si lo daría todo por Cristo mi Señor, si se... pero no, no sabía que Cristo aun no era la plenitud de mi vida. Ante mi desespero, ante mi desolación busque, busque en lo más profundo de mi corazón para hallar la verdad que no había en mi, pues a pesar de creer que Dios lo era todo para mi, en verdad puede ver i comprender que no, que aquello que yo buscaba y en verdad, era mi propia satisfacción.

Hermano, cuan profundo es Dios, cuan complicado y difícil es hallarle como Rey en lo más profundo de nuestro corazón y ser. Nuestra carne, nuestros anhelos, nuestros sentimientos, nos confunden una y otra vez, y nos llevan a pensar que Dios lo es todo, cuando en verdad y en lo más profundo de nuestro interior, Él aun no está, aun no se ha formado, aun no está siendo por nosotros glorificado, aun no es nuestro único Señor.

De rodillas y postrado a sus pies una y otra vez le pedía a mi Señor, ven a mi, si yo te quiero, si yo te anhelo, si yo te deseo, si yo lo daría todo por ti... pero no, no era la verdad del corazón, porque Dios era reclamado por mi, para que glorificase mi yo. Todo cuanto pedía a Dios era para gloria de mi yo, para sentirme a gusto con su presencia, con su unción, con su amor, pero que para nada era correspondido con mi corazón.

En fin, aquí me quedo, en esta parte del camino donde voy buscado y ahora ya si -al menos espero sea así- el verdadero amor de Cristo en mi, para poder dar y por siempre compartir la verdad de aquel que nos llamo a ser hijos verdaderos de Dios.

Sigamos andando el camino, sigamos negándonos a nosotros mismo y juntos llegaremos al final del desierto donde Dios y nuestro Señor Jesucristo, nos esperan ya como verdaderos hijos.

dimarts, de gener 03, 2006

Despertares

Dios se está moviendo y a las claras nos deja ver que para un propósito claro a corto plazo. Cada día son mas los hijos de Dios que están despertando de su particular letargo, cada día son más los que están llegando al final de su personal desierto. Lugar que sea dicho de paso, es difícil, abrasador, desolado y agotador, pero necesario su paso para en verdad llegar al reino de Dios.

Sin necesidad por mi parte de buscar, indagar o tratar de llegar, voy viendo como Dios está uniendo a sus verdaderos hijos -aquellos que han pasado o están llegando al final del desierto- a través de cualquier medio, y no necesariamente en un mismo punto de encuentro. Los hijos de Dios y ahora se, están en todas partes, pueblos, razas y naciones y te digo más y como novedad para estos tiempos: IGLESIAS Y RELIGIONES!! todos están allí donde Dios los puso para su propósito y el cual y en breve será visto por todos. No se exactamente el día, ni la hora, pero el Espíritu de Dios se está moviendo y destellos veo del designio secreto de Dios para estos tiempos.

Es agradable ver que cuando el final del desierto -mi desierto- empieza a entreverse, allí ya hay otros hijos de Dios que, pasito adelante, pasito atrás, van llegando por su camino particular que les mostró, al igual que a mi, nuestro único Dios Padre. Y con la seguridad que todos ellos han llegado allí o llegarán, gracias a la guía única e indiscutible del Espíritu Santo prometido por nuestro único Señor Jesucristo.

Tiempos nuevos vienen en que todo cuanto no es de Dios, caerá por si solo, tiempo de siega te digo hoy yo, y en el cual, todo aquel que no es de Dios, será quemado en el fuego eterno. Pero no entro en más detalles, pues sólo Dios es digno de hablar y mostrar el momento y lugar exacto y en el cual, se verá y por siempre el propósito y designio secreto de Dios para estos y ya, últimos tiempos.

Tiempos finales para templos, doctrinas, iglesias y... tiempos finales para todo cuanto dice ser de Dios, pero no es guiado en su obra, por el mismísimo Espíritu Santo. Tiempos finales de crecimiento congregacional, tiempos finales en que Cristo nuestro Señor reunirá y por siempre en un mismo ser y sentir a todo el verdadero PUEBLO SANTO.

Nada más. Seguimos andando.