diumenge, de desembre 21, 2008

En ti está...


Hola Señor:

Hoy acudo a ti, en mi dolor, apaciguado este por tu bondad, por tu amor, y que únicamente por esta razón, mi Dios, he podido comprender y bien entender cuanto nos amaste en la Cruz, cuanto hiciste por nosotros allí, en el Calvario.

Tú te la has llevado, mi Dios, ha sido en tu voluntad que ella, mi madre, contigo hoy esté. Y es por ello mi Dios que gracias te quiero dar: por tu luz, por tu bondad, por tu amor derramado, por todo cuanto por nosotros y cada día, en estos días, haces en verdad.

Tiempo estuve pensando, a lo largo de mis días oscuros, como sería el perder a aquella mujer que en tu gracia dispusiste que fuese mi madre. Y hoy, mi Señor, nomás logro ver y por tu gracia que en verdad, por tu amor, ella fue un regalo que desde el cielo, en tu gracia, nos diste.

Mi Señor, nomás puedo estar agradecido de tu bondad, de tu amor, de tu sangre derramada, de tu Palabra, de tu...

No tengo palabras mi Dios, veo borroso, pero se que aunque no está ya entre nosotros, ella, mi Señor, sigue obrando, sigue intercediendo, sigue mostrándome que todo cuanto fue, que todo cuanto hizo, que todo cuanto sufrió, en verdad, lo hizo por amor. Todo ello mi Señor es lo que por tu gracia, hoy, logro ver y comprender en cada recuerdo que de ella a mi viene y de nuevo.

Sí, por amor de madre, ello es cierto, nunca comparable a tu Amor; el que hoy, en estos días tan oscuros, a la verdad tú mi Dios estás derramando sobre nuestros corazones, y que no todos ellos, mi Señor, logran ver que estás siendo tú quien así lo dispones.

Paz, gozo, tranquilidad, serenidad... todos estos frutos los puedo vivir y comprobar en estos momentos de tanta necesidad. Gracias Señor por ser fiel a tu Palabra, por mostrarme que siempre a nuestro lado estás.

Como bien dije ante ellos, los presentes en el entierro; no es un adiós a mi madre, sino un hasta luego. Y con ello me quedo mi Señor, con ello me quedo, con el hasta luego: PORQUE EN TI Y TUS PROMESAS CREÍA, CREEN Y CREO.

Porque creemos en ti mi Señor, en la resurrección de los muertos, en tu venida, en tu Palabra, en tu don...

Mi Señor, he podido comprobar que en verdad cumples tu Palabra, porque a nuestro lado has estado y sigues estando, que en momento alguno nos has dejado, que siempre nos has sostenido y sostienes con tu mano poderosa, y...

Hasta luego, que no un adiós, es lo que por tu gracia, hoy, mi Padre, mi Señor, puedo bien ver y comprender que así es, y volverá a ser.

Gracias Padre, gracias mi Señor Jesús. Amén.