dimecres, de desembre 17, 2008

El bautismo?...


Y os pregunto yo, en sencillez y humildad: ¿a fin de cuentas no es Dios quien llama a sus hijos, no es Dios quien los engendra, no es Dios quien es el dador de la vida y en verdad?...

Pues sí, en verdad lo es. Dios es quien en su gracia, en su don, en su misericordia nos llama a ser hijos suyos, y a la verdad, no somos hijos de Dios ni por voluntad de carne, ni de sangre, ni de varón, sino de Dios, porque es Dios quien engendra a sus hijos. Nadie puede ser y por si mismo hijo de Dios.

¿El bautismo?... verán, es mucho más que un sumergirse en agua, es mucho más que un llevar a un niño a bautizar, es... una verdad que únicamente y por la gracia de Dios bien se puede llegar a entender, comprender, y por ello, bien aplicar.

Escrito está, y todos lo podemos leer: nadie viene al Hijo si no le es dado del Padre, y nadie puede llegar al Padre, sino por el Hijo. Y siendo como es Dios quien nos engendra y toma como hijos al unirnos en su sola potestad a Su Hijo Jesús, el Cristo, el Señor...

La Escritura, que como bien saben contiene la Revelación sin error, inspirada por el Espíritu Santo y siendo Dios el autor, nos dice:
"Heb. 6:1 Así que sigamos adelante hasta llegar a ser adultos, dejando a un lado las primeras enseñanzas acerca de Cristo. No volvamos otra vez a las cosas básicas, como la conversión y el abandono de las obras que llevan a la muerte, o como la fe en Dios, 2 las enseñanzas sobre el bautismo, el imponer las manos a los creyentes, la resurrección de los muertos y el juicio eterno. 3 Es lo que haremos, si Dios lo permite" 
Mis queridos hermanos, en mi humilde opinión, creo que es mi deber decirles que ha llegado el tiempo de madurar, de ser adultos, y por ello, obrar conforme el Amor de Dios.

Pido a Dios Padre que la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.