divendres, de gener 27, 2006

Impresiones 1

El hombre es un ser caído por naturaleza y en el cual no hay nada, absolutamente nada, que sirva para llegar a Dios. Ahí está el trabajo de Cristo nuestro Señor. El mostrarnos día a día -y toda una vida- cuan pecadores somos y cuan poco hay en nosotros agradable a Dios.

Nuestros pensamientos, nuestros deseos, nuestras ganas, todo cuanto forma parte de nuestro anterior ser, de nada sirve ante Dios. Todo es oscuro, confuso, pecaminoso. Todo es vacío, sin nada, caído.

Sabes: hasta que no se logra entender, comprender y aceptar que nada somos ante Dios, que nada hay en nosotros agradable a Dios, no podemos avanzar en Cristo nuestro Señor. La confianza en nosotros, hasta en los pensamientos e intenciones más nobles, nos apartan del Plan de Dios para con nosotros. Dios nos deja allí donde nos es necesario, hasta que logremos ver y entender el qué y como ha de ser entregado a Él. No avanzamos hasta que no estamos preparados para el siguiente paso.

La unción, el buscar a Dios por aquello que nos da, el orar por sentir su presencia, el... todo, absolutamente todo es contrario a la verdad de Cristo nuestro Señor. Hay que morir y no de palabra: es una muerte real, es una muerte real, es una muerte real... tan real como la vida misma.

Duro camino es el llegar allí, a lo más profundo de nuestro ser, lugar en el cual habita el Espíritu de Dios. Duro y largo camino es y como no, claro nos va dejando nuestro Señor que no hay que añorarlo, desearlo, pues imposible es hasta que no estemos con él, el poder totalmente lograrlo. Siempre estará nuestro ser anterior, luchando, atacando, incordiando, tratando de revelarse contra nuestro Dios.

Pero en fin: agradable es el poder ver y comprender aquella verdad que dice !EN LA DEBILIDAD SOMOS FUERTES! Cerquita de ella me voy viendo y como no, sabiendo que no necesariamente llegaré, pero al menos, Dios Padre y por la gracia de Cristo nuestro Señor, de lejos me la dejó ver.

Andando vamos, aprendiendo estamos, el Señor sigue trabajando y la lucha; cada vez más me está gozando. Pero que gozo más extraño, hay que aprender a disfrutarlo. Es un gozo neutro, noble, inalterable, continuo... débil aun, pero claro deja que ese es el camino. Empiezo a ver que el gozo es el batallar cada día, el ver nuestras debilidades cada día, el superarlo todo en Cristo nuestro Señor. El dejar que sea él y sólo él quien luche por nosotros todos los días.

Nada más; Bendiciones de Dios Padre y Cristo nuestro Señor.