diumenge, d’octubre 23, 2005

Y qué más da blasfemar...

¿Y qué más da que anden por el llamado pueblo de Dios, mal llamados ministros que para nada son aprobados por Dios, y que más da?. Es increíble con que facilidad le pueden llamar a uno: ángel caído, emisario de satanás... y sólo el diablo sabe cuantas cosas más les puede meter en la cabeza a estos, sus siervos. Porque de cierto os digo, que todo aquel que es guiado por el Espíritu de Dios, que no es otro que el Espíritu Santo, tiene muchísima precaución de condenar con insultos así, a la buenas, contra cualquiera que dice estar siendo guiado por Dios; por el gran temor a que aun parezca extraño y dudoso, pudiese ser en verdad el Espíritu Santo quien esté obrando. Sabéis que Dios, a la mínima de cambio y en el momento menos pensado, nos puede enviar la gran prueba. Tened esto muy presente en vosotros: "El mismo arcángel Miguel, cuando luchaba contra el diablo disputándole el cuerpo de Moisés, no se atrevió a condenarlo con insultos, sino que solamente le dijo: “¡Que el Señor te reprenda!” (Jud. 1.9). Si el arcángel Miguel tuvo temor de condenar con insultos a satanás, cuanto más nosotros deberemos tener temor si no hay la seguridad plena de que quien este hablando no lo hace por obra del Espíritu Santo. A la mínima duda, por pequeña que sea está !CUIDADO, MUCHO CUIDADO DE CONDENAR CON INSULTOS A NUESTRO ADVERSARIO!

Pero sigamos: Tan sólo baste el dar a conocer la verdad, el mostrar a las claras cuan mal andan, para que salte con todo el poder de las tinieblas, aquel que llamándose ministro de Dios, no duda en lo más mínimo de blasfemar contra el que quizás -porque él no lo tiene claro- pueda ser un enviado de Dios lleno del Espíritu Santo. Blasfemar sin temor alguno contra aquel que tan solo dijo la verdad y que todo cuanto dijo, no pudo ser desdicho con la Palabra es muy peligroso, pues puede condenarte al fuego eterno. Y es por este motivo, el no tener respuesta, que se manifieste en ellos, por falta de Palabra en sus labios y corazón, el verdadero espíritu que les está gobernando su vida. Demostrando con ello que no hay temor de Dios, pues blasfemar contra el Espíritu Santo, es el único pecado imperdonable que cita la Biblia. Y aquel que no tiene temor de Dios, aquel que no teme blasfemar contra el Espíritu Santo, es y sin lugar a dudas siervo y emisario del diablo indiscutiblemente. Ahora bien, recordemos que Dios es grande en misericordia, y que nos corresponde a nosotros interceder por estos... ¿caídos en pecado? por tal que Dios tenga compasión de ellos.

Nada más, a quien le corresponda morir a espada, que muera a espada. Nada más hermanos. Por hoy, ya está todo dicho. Ten muy presente lo dicho hermano:

Que Dios te bendiga inmensamente y, para llegado el momento malo, brote en ti toda la sabiduría que Dios y hasta entonces ha puesto en tu vida.

Luc. 12:10: “Dios perdonará incluso a aquel que diga algo contra el Hijo del hombre; pero no perdonará a aquel que con sus palabras ofenda al Espíritu Santo"