divendres, d’octubre 28, 2005

Presencia del Espíritu

Hace pocos días acudió a nuestras reuniones de oración, una madre que andaba buscado a su hijo, desaparecido este desde hacía 7 meses y por tanto, en paradero desconocido. Esta mujer y hasta entonces no había mostrado un interés real hacia Jesucristo y su obra salvadora, pues parece ser que nadie se la había mostrado en verdad. En otras palabras: a quien le correspondía hacerlo, no le había mostrado a esta mujer y a las claras, como llegar a Jesús para que él, entrase en su vida, la transformase mediante la obra que sólo puede ser llevada a cabo por el Espíritu Santo y así ser salva. Esta mujer y a pesar de haber sido bautizada y acudir periódicamente a cierta congregación -durante ya varios años- aun nadie allí se había preocupado de entenderla, de acercarse a ella con el corazón y, hacerle ver que no dependía de acudir a un lugar determinado para ser del agrado de Dios, y menos aun; que por mucho que acudiese a ciertos lugares, no podría ser salva si antes no reconocía que era pecadora ante Dios. Y como no, y ante todo: que le era imperiosamente necesario que ella personalmente pidiese a Jesucristo que viniese a su vida, la limpiara de todos sus pecados y le enviase el Espíritu Santo y, este la guíe personalmente hasta el final de sus días, a la santa presencia de Dios Padre.

Antes de orar por ella, el Espíritu Santo me reveló, que había que hacerle saber a esta mujer que de nada serviría que orásemos por ella si antes no reconocía a Jesús como hijo de Dios y único salvador e intermediario ante el Padre... Bien: finalmente no conseguí que orase por ella misma, por culpa de la intromisión de otros hermanos en la obra de Dios y que provocó que esta fuese, aparentemente, suspendida (no todos son capaces de ver cuando está obrando el Espíritu Santo, y su debilidad les hace ser presa de sus sentimientos). Finalmente oré por ella siguiendo la guía del Espíritu Santo y tal cual él lo puso en mi corazón; pidiéndole a Dios que le abriese los ojos, cambiase y renovase su mente y le diese luz para que pudiese ser libre de una vez por todas... Como no, oré por su hijo y pidiéndole a Dios que nos diese una muestra de que seguía vivo y así, ella pudiese descasar ante tanta duda. Apenas pasaron unos días, esta mujer me hizo saber que un transportista había visto a su hijo en cierto punto de nuestra España querida y que tanto anhelamos y pedimos en nuestras oraciones a Dios Padre, que sea por y para Cristo (ante lo visto, vaya ironía). GLORÍA A DIOS!!!

La mujer aun andaba dudando de las palabras del transportista, pues no cabía en su mente que un desconocido le hablase de su hijo... pero no es este el tema que hoy quiero mostrar, pues esta fue una manifestación del poder de Dios y que perfectamente a cumplido su propósito, propósito y que no es otro que: esta mujer y finalmente, tenga un punto de arranque para creer en Dios, una manifestación visible de que Dios ha obrado por y para ella y... que a pesar que en aquella reunión de oración, algunos hermanos dudasen que fuera el Espíritu Santo quien estaba obrando, este y finalmente ha mostrado que sí, que era su obra la que se llevaba a cabo.

Y esta obra hoy ha tenido una nueva etapa, pues esta mujer se presentó en mi domicilio (cosa que no ha hecho nunca) hoy mismo. Es más, y de forma sorprendente para mi, me pidió que orásemos por ella, por su marido y por su hijo... después de hacerlo yo por ella y primeramente, la he invitado de nuevo -esta vez sin interrupciones- a que pidiese ella personalmente a Jesús que viniese a su vida, que reconociera ante él que era pecadora y que quería que Jesús guiase su vida... y no sólo ella, sino que su otro hijo y que vino con ella, también ha terminado pidiendo a Jesús que venga a su vida y la cambie conforme al propósito de Dios Padre... Reconociendo ambos en voz alta que Jesús es el Hijo de Dios y... bueno, lo que el Espíritu Santo puso a cada cual en su corazón. Por ello y de nuevo digo: GLORIA A DIOS POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS!!!

Hermanos: las obras del Señor son... las obras del Señor no se cuestionan, las obras del Señor se creen con fe ciega, se ora por ellas y se pide la guía del Espíritu Santo para llevarlas a cabo y como no: que nos muestre la verdad que hay en ello. Si lo hacemos con amor verdadero, sin ninguna pretensión por nuestra parte, sin buscar nada a cambio, con total fe y esperando que el Espíritu Santo haga el trabajo que a él y solo a él, le corresponde hacer como tercera persona de la trinidad que es; veremos que aunque todo parezca estar en nuestra contra, auque todo parezca ir de mal en peor; al final tendrá lugar aquello que en su momento pedimos a Dios Padre, por medio de su hijo Jesucristo nuestro Señor. Todo aquello que pidamos a Dios en Espíritu, nos será concedido sin lugar a dudas. Tan solo debemos dejar que este -el Espíritu Santo- sea el artífice de toda obra. Y es así cuando en verdad podremos decir: TODA LA GLORIA HA SIDO Y SERÁ PARA DIOS!!!

En cuanto a los que dudaron que en verdad era el Espíritu Santo quien estaba obrando, ha sido él y solo él, el encargado de mostrar cuan equivocados están andando.

Ahora queda un largo camino por delante tanto a los que les corresponde velar y guiar a esta mujer totalmente a los pies de Cristo, como a ella en particular y su familia... Yo, y por mi cuenta, ya cumplí con el trabajo que para esta ocasión me encomendó Dios. Ahora les corresponde a los que dicen ser... lástima de aquellos que... cada cual mire su corazón y pida a Dios que el Espíritu Santo les muestre la verdad que hay en ello. SOLO ASÍ SE GLORIFICA A DIOS!!! No, no penséis que yo dejé de lado a esta mujer, sino que he de esperar a que de nuevo el Espíritu Santo me muestre el siguiente paso.

Nada más, que Dios y en su gracia, les de la guía del Espíritu Santo.