dijous, de juliol 23, 2009

Gracias mi Señor...


Mi Señor Jesús, nada más tengo que a ti, nada más deseo. Como te dije mi Señor, no voy a servir a otro que no seas tú, no voy a dar a conocer a otro que no seas tú, no voy a hablar de nadie más que no seas tú...
Mi Señor, lo he comprendido, tú estás por encima de todo. Todo te está sometido. Y mi Señor, lo que tú no sanes, lo que no restaures... nadie ni nada podrá restaurarlo.
Te vi, cara a cara. Y entendí: lo eres todo mi Señor. En ti confio.
Gracias Señor, te entrego mi vida, a tal cual me has mostrado ha de ser entregada por voluntad del Padre. Y ello quiero mi Señor: servir a tu Palabra, a tus enseñanzas, a tu...
Eres tú quien tiene la última Palabra, y hoy me la has dado, me la has mostrado, cuando por tu gracia te he visto cara a cara, cuando me has hablado, cuando me has dicho cual es tu deseo... y yo te he dicho que sí, que lo acepto, que conforme es la voluntad del Padre, a tal cual de ti mismo he oído, digo que sí, que a tí y a nadie –ni nada– más sirvo.
Buenas noches mi Señor. Gracias por haber venido hoy de nuevo a mi... te amo porque tú y primeramente, como me has mostrado, me has Amado.