dissabte, d’abril 19, 2008

Conociendo a Jesús (IV) ...

Que la Paz del Señor quede con ustedes:

Verán, hoy, leyendo, me di cuenta de un detalle: "para nosotros no hay más que UN SOLO Dios, el Padre, en quien todo tiene su origen y para quien nosotros existimos. Y hay también UN SOLO Señor, Jesucristo, por quien todas las cosas existen, incluso nosotros mismos". (1Cor 8, 6). Y ello, debería ya estar claro, pues bien sabemos que la Palabra de Fe que predicamos es que: "si confesares con tu boca que JESÚS ES EL SEÑOR, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo" (Rom 10, 8-9). Sin olvidar que TODA LENGUA confiese que Jesucristo es EL SEÑOR, para gloria de Dios Padre (Filip 2, 11).


Bien, a ello, ahora, hay que sumarle el detalle, y sin olvidar jamás que: "el Verbo estaba con Dios, y era Dios" (Jn 1,1), ello no lo podemos olvidar. Pero recordemos y analicemos este detalle: Dios no ha sido engendrado ¿verdad que no?... bien, pues atentos: EL HIJO SI HA SIDO ENGENDRADO (Heb 1, 5).

Por lo tanto, la Deidad Plena de Dios (trinidad), y bien sabiendo que es un misterio, ante ello, vamos a ir (deberían) aprendiendo a sujetarnos a la Sagrada Escritura Canónica y, a tal cual la Palabra de Fe que predicamos, y siendo que es para Salvación y gloria de Dios Padre, empecemos a confesar, pues toda lengua ha de confesar, que: JESUCRISTO ES EL SEÑOR, Y DIOS, EL PADRE.

Una reflexión les comparto:

Verán, somos gentiles, y Dios es el Dios de Abraham, Isaac, y Jacob. Y los Judíos esperaban un Mesías —bueno, siguen esperando—. Y verán; Dios es Padre, Hijo, y Espíritu Santo; y YHWH, el Dios de Israel.

Es decir: no podemos negar al Hijo, de ahí, que Cristo es nuestro Señor, y Dios el Padre. Y sí, es verdad, Jesús es "Emmanuel" (Dios con nosotros), pero en el Hijo, sin el Hijo, NO HAY PADRE. Y ello, se logra cuando a la verdad se es guiado por el Espíritu de Dios, y de ahí que se tiene a Dios que como bien sabemos es Padre, Hijo, y Espíritu Santo.

Por lo tanto recordemos siempre que Dios es Padre, Hijo, y Espíritu Santo. Y es cuando los tres, y en nosotros, UNO son, QUE TENEMOS A DIOS.

Pero atentos, cuando ello tiene lugar y a la verdad, no porque alguien nos habló de ello, y por esta causa, sabemos, no; recordemos que: somos hijos de Dios no por carne, ni por sangre, ni por voluntad de varón, sino porque Dios nos engendró (Jn 1, 12-13), es decir: porque por su gracia, y mediante el Espíritu Santo, tenemos conocimiento real y verídico; porque lo vivimos, vemos y oímos; de Dios mismo en unión al Hijo (Rom 8, 14-17). O lo que es lo mismo: LA PLENITUD DE LA DEIDAD DE DIOS MORANDO EN NOSOTROS.

Que Dios Padre y Jesucristo el Señor les llenen de gracia y paz.