divendres, d’abril 18, 2008

Cirilo de Jerusalen (I) ...


Hoy quiero presentar a Cirilo de Jerusalen (313-387 d.C), doctor de la Iglesia que destaca por sus "XXIV Catequesis". Leamos hoy parte de su "IV Catequesis (Los diez dogmas)" y conozcámos la fe de este hermano de los primeros siglos:

ACERCA DE DIOS (dogma I)

A modo de fundamento, establézcase firmemente en vuestra alma la verdad acerca de Dios. A saber, un Dios que es solamente uno, no engendrado por otro, y sin nadie que vaya a sucederle, que no tuvo principio ni tendrá nunca fin, y que es él mismo bueno y justo. Si alguna vez oyes a un hereje que diga que hay algún otro que sea bueno o justo, dándote cuenta al punto de la herejía, reconoce el dardo envenenado. Algunos se atrevieron, mediante un discurso malévolo, a dividir al Dios único: y unos dijeron que el autor y dueño del alma es otro que el de los cuerpos, enseñándolo necia e impíamente. Pues, ¿cómo es posible que un único hombre sea siervo de dos señores si dice el Señor en el Evangelio: «Nadie puede servir a dos señores» (Mt 6, 24)? Por consiguiente, sólo hay un Dios, autor a la vez de las almas y los cuerpos. Uno es el creador del cielo y de la tierra, hacedor de los ángeles y de los arcángeles, artífice de las múltiples realidades, Padre desde la eternidad de su único Hijo, Jesucristo, Señor nuestro, por quien hizo todo (cf. Jn 1, 3) lo visible y lo invisible (Col 1, 16).

El Padre de Nuestro Señor Jesucristo no está circunscrito a un lugar ni es menor que el cielo, pero los cielos son obra de sus dedos (cf. Sal 8, 4) y toda la tierra se contiene en su puños. Está a la vez en el interior y fuera de todas las cosas. Y no creas que el sol le supera a él en luminosidad o es siquiera igual. Pues quien hizo el sol debe ser sin comparación mucho mayor y luminoso. Tiene conocimiento previo de las cosas futuras y es más potente que todas ellas, todo lo sabe y todo lo hace según su voluntad: no está sujeto a la sucesión de las cosas ni a lo que marcan los astros, al azar o a la necesidad del hado. Es perfecto en todas las cosas y posee por igual toda clase de virtud. Ni disminuye ni se agranda, sino que se mantiene siempre igual y del mismo modo. Ha preparado castigo a los pecadores y la corona a los justos.

Ahora bien, puesto que muchos se han apartado de modos diversos del único Dios: algunos hicieron Dios al sol para permanecer sin Dios durante la noche; otros a la luna para no tener Dios durante el día; otros hicieron Dios a otras partes del mundo; algunos a las artes y otros a los alimentos o a sus pasiones. Unos enfermaron por el amor de las mujeres, otros consagraron a Venus una imagen solemnemente colocada y, bajo esta apariencia visible, prestaron adoración a los vicios y afectos de su alma. Hubo quienes, atónitos ante el fulgor del oro, juzgaron que éste y otros materiales eran dioses. Pero si alguno graba bien en su interior la doctrina de que Dios es el principio único y cree en él de corazón, impedirá el atropello y el ímpetu de los vicios de la idolatría y del error de los herejes. Por tanto, pon por la fe este primer dogma en tu alma. (ver fuente)

Que Dios Padre y Jesucristo el Señor te bendigan.