dimarts, de gener 08, 2008

Tiempo al tiempo...

Heb. 8:12 "Yo les perdonaré sus maldades y no me acordaré más de sus pecados”

Mis queridos hermanos, es tiempo de empezar a dejar de lado los reinos del mundo, los manojos, todo cuanto nomás es carnalidad en su estado más profundo.

¿Qué les estoy diciendo?, simplemente recordarles que nuestros ojos han de estar puestos en el reino de Dios, y su justicia. Su Justicia, no lo olvidemos.

Es un error bastante común el considerar que los otros, todos aquellos que no andan a tal cual "nosotros", son los que andan mal, y por ello, nuestras intenciones, y en la mayoría de los casos, son el llevarlos a nuestro razonar propio, que no el de Dios.

No, recordemos el versículo de entrada: Yo [Yahvé] les perdonaré sus maldades y no me acordaré de sus pecados. Y ante ello, mis hermanos, ustedes y yo, nos quedamos totalmente fuera del juicio, de cualquier juicio que hayamos llevado —o estemos llevando— a cabo.

Verán, Dios es Padre, Hijo, y Espíritu Santo. Y nosotros, y siempre, hemos de recodar que: nadie viene al Hijo si el Padre no lo trae. Que nadie puede llegar al Padre sino por el Hijo, y, que es el Espíritu Santo quien toma del Hijo y nos lo da a conocer... ¿qué entienden ustedes en ello?... Exacto, que nada podemos y por nosotros lograr más allá del Evangelio.

En otras palabras: nuestro deber, único deber, es predicar el reino de Dios, y enseñar acerca de nuestro Señor Jesucristo. Y nada más, pues ni podemos llevarlos al Padre, ni podemos hacerles venir al Hijo, ni podemos darles el Espíritu Santo, no, únicamente podemos predicar el reino de Dios, siempre que primeramente lo hayamos hallado, y enseñar acerca de nuestro Señor Jesucristo, siempre y cuando antes hallamos de él aprendido.

Tiempo al tiempo. Y hoy estamos en tiempo de volver al principio, al primer tiempo. Pero ya hablaremos, Dios mediante, en su debido momento.

Un saludo, buenos días, y les bendigo.