divendres, de setembre 28, 2007

Bienaventurados


Hemos presentado el día al Señor, hemos acudido ante Dios Padre, mediante el Hijo, y hemos dado las gracias por este nuevo y hermoso día.

Padre, buenos días, alabado sea tu Nombre, venga a nosotros tu renio, hágase tu voluntad, danos el pan de cada día, perdona nuestras ofensas, no nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal.... así y en ocasiones empezamos nuestra alabanza a Dios Padre y al Cordero ¿verdad?... bien, pues sigamos con ello.

Padre, no puedo, ante ti no puedo, necesito de ti, de tu gracia, de tu don, de tu misericordia, sí, Padre, te necesito a ti, mi Señor Jesucristo, sin ti nada soy, nada tengo, nada puedo... y seguimos andando.

Unas veces más cerca, otras más lejos, pero andamos y siempre junto a Él, el Cordero, que por amor al mundo el Padre nos envió, nos dio, voluntariamente a la cruz se entregó, y mostró y por siempre que sí, que la Gloria del Padre nos ha sido dada y por siempre a todos cuantos con corazón sincero, entregados, y libremente dispuestos ante Él, se han postrado reconociendo y sin más: que todo ha sido CONSUMADO.

Es en el principio del día, como siempre, al Principio, que Dios obra y mediante Su Hijo, en unión constante se Gloria a quien en Su Nombre vino: Jesucristo el Señor, mi hermano querido.

¿Lo hiciste hoy?... ¿Le presentaste el día?... ¿Te reconociste y viste necesitado?... sí, seguro que sí, eres uno con Cristo, y Él obra, y el Padre obra, y ... ¿Lo hiciste verdad?...

Bien, pues siendo así, y en Su Nombre, nomás decirte puedo: TE BENDIGO.