dissabte, de setembre 29, 2007

Aliada del enemigo...

Querido hermano, Paz en Dios.

Hoy, leyendo el blog de un querido y apreciado hermano, bien entendí la razón por la cual Dios Padre y mediante el Hijo, le dio la Palabra que tan sabiamente ha compartido con la asistencia del Espíritu Santo. Palabra que a la vez yo sumo a mi blog, y en continuación al Mandato que de Él hemos recibido y ando compartiendo en estos días: Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia... Y es deber saber, mi querido lector, que ello no es tan sencillo, no, anchos y espaciosos son los caminos que llevan a perdición... y la pasividad, fruto del ser carnal y anímico en manos del acusador, es y en verdad; un mal aliado para el angosto y estrecho camino.

Si bien leemos, bien vemos que nos dice: buscad... es una acción, constante, hacia delante, más allá de todo cuanto el mundo nos puede ofrecer, es un lugar que hay que hallar, que hay que encontrar y permanecer. Y ante ello, no, no podemos dar lugar y pie a la pasividad. Y más cuando uno y en sus carnes bien la ha sufrido. No, la pasividad es y siempre la perfecta aliada del enemigo. Atentos pues: ante ella, cuanto acontezca en nuestro andar diario, y sin dudar, deberemos orar para que Dios y en su gracia reprenda al enemigo. No, jamás consientas que el acusador te deje inactivo, recuerda y siempre que la vida en Cristo es un camino a seguir, siempre, constante, hacia delante, a tal cual y por la gracia de Dios vamos entendiendo por la asistencia del Espíritu. La pasividad, mi querido hermano, es y en verdad una pura manipulación del Diablo.

Leámoslo de nuevo:

Mat. 6:33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Son dos las enseñanzas que vemos en este breve versículo, ambas y en su contexto nos reclaman el dejar y de lado todo cuanto pertenece al razonar del ser carnal y anímico, el cual, se centra primeramente y siempre, en si mismo, en aquello que considera esencial para la subsistencia del propio individuo -que bien sabe jugar con ello el enemigo-. Atendiendo a ello; bien vemos que estas dos enseñazas están llenas de cruz y en si mismo, por una sencilla razón, y ahora las vemos: el reino de Dios no es de este mundo, y como bien sabemos hay que morir y nacer de nuevo, del Espíritu (Jn.3.5)... y ello es cruz en si mismo, y tanto. Y a la vez, hermano, bien nos habla de la justicia de Dios, y ella, bien, ni tan siquiera nos hace falta hoy comentarlo, ¿verdad?... Su Mano pesa, y tanto. En breve, Dios mediante, quizás hablemos de este aspecto.

Por ello, mi querido hermano, ante este Mandato que por Nuestro Señor nos es dado, no tiene lugar alguno la pasividad, no, ante el reino de Dios y su justicia, ante el caminar diario que impone el hallarlo, la pasividad nomás es y claramente; una pura mentira del Diablo.

Sigamos andando, te bendigo.