dimarts, de febrer 19, 2008

Conociendo a Jesús (III)...

Bien, visto lo visto, una cosa está clara: Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente, y en ello no es que está plenamente implícito que es Divino, y de la misma naturaleza que el Padre, no solamente ello, sino que a su vez está plenamente implícito que el Padre y el Hijo UNO son, y a la vez, está plenamente implícito que es verdadero Dios y verdadero hombre, porque Dios UNO es.

Pero Dios es Padre, Hijo, y Espíritu Santo. Y nadie ha visto jamás a Dios (Jn.1.18), pero siempre lo omiten, y por ello, el evangelio que predican es otro evangelio. Y la razón es muy sencilla, el Evangelio que predicamos es el Evangelio de la Cruz.

Nadie puede ir más allá de lo que Cristo enseñó (2Jn. 1:9), y el Señor nunca estimó el ser igual a Dios. Nadie puede negar que el Padre y el Hijo UNO son, y nadie puede negar que el Hijo es de la misma naturaleza que el Padre, eterno, no creado. Pero no hay más ciego que quien no quiere ver, no. Nosotros no podemos hacer ver quien es Dios, porque a Dios nadie lo ha visto nunca (Jn. 1:18), es el Hijo quien le manifiesta, y nadie conoce al Hijo sino el Padre (Mat. 11:27).

Claro, creen que al predicar y profesar que “Jesús es Dios”, aun siendo cierto ello, y creer estar hablando verdad, no, no es conforme a la Verdad, pues Dios es Espíritu, y a Dios nadie lo ha visto nunca, nadie.

Dios busca verdaderos adoradores, adoradores que lo adoren en Espíritu y verdad (Jn. 4:24), y la verdad lo es Cristo, la Palabra de Dios encarnada.

El Logos, sujeto del prólogo de Juan, es una persona y en si mismo, independiente de Dios Altísimo (Padre), pero a su vez, una con Dios Altísimo, es decir, dos y uno, indivisibles, pero a la vez; dos personas distintas.

Al declarar que “Jesús es Dios”, es ir más allá del Evangelio de la Cruz, deben aprender a guardar en su corazón ciertas cosas, pues no se es salvo por creer que “Jesús es Dios”, no, sino por creer que: Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente.

A Dios nadie lo ha visto nunca, el Hijo es quien le ha dado a conocer (Jn. 1:18)... y a Jesús de Nazaret le vieron multitudes, multitudes.

La Escritura hay que tomarla siempre, incluso cuando nos contradice, y si nos dice que a Dios nadie lo ha visto nunca, declarar que “Jesús es Dios”, es andar en una errada verdad, porque Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente, y en ello, y como ya he dicho; está plenamente implícita su divinidad, su unión indivisible con el Padre, y a su vez, está plenamente implícito que es verdadero Dios y verdadero hombre.

No, el Señor Jesucristo, el Logos de Dios encarnado, vino en carne, se humillo así mismo, no estimo el ser igual a Dios, y jamás estimará el ser igual a Dios (Heb. 13:8).

Satanás si quiso ser como Dios, si pretendió ser igual a Dios, pero mi Señor lo derrotó y por siempre en la Cruz, pues en su débil condición humana le venció y por siempre.

Jesús es el Señor, Mesías y Maestro, y si el Maestro no estimó el ser igual a Dios, sus discípulos jamás lo levantarán a la estatura de Dios Padre Todopoderoso.

Jesús es el Cristo, el hijo del Dios viviente. Jesús es el Señor. Y en esta profesión de Fe está tan clara la verdad, TODA la verdad, que quien va más allá, simplemente es que no conoce al Hijo, y por ello, aun no tiene a Dios. Pero quien permanece en esta enseñaza tiene tanto al Padre como al Hijo.

Quien tenga ojos para ver, que vea. Pues lo único que les estoy diciendo es que ciertas cosas han de quedar guardadas en el corazón, porque la verdadera profesión de Fe, es confesar que JESÚS ES EL CRISTO, EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE, a tal cual Dios Padre nos lo ha Revelado.

Filip. 2:11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

En Cristo Jesús el Señor, les bendigo.