diumenge, de desembre 09, 2007

Adentro está la victoria

Mis queridos hermanos, buenos días. Paz en Dios.

Por unos, por otros, por ciertos; una día, y otro, y otro; la Palabra de Dios nos ha ido llegando una vez, y otra, y otra; pero no: NO hemos atendido debidamente su llamado.

Tiempo buscando, tiempo pretendiendo, tiempo de no lograr ver frutos en nada en concreto. Y por ello: ansia, desconsuelo, pesadumbre... un buscar y pretender afuera aquello que por la gracia de Dios, un día, y otro, y otro; está teniendo lugar adentro.

¿De qué te hablo?, bien te lo digo: muchas son las ocasiones que por querer hacer, ser, tener, aparentar... en su inmensidad razones dadas únicamente por el ego más profundo que aun nos queda; una vez, y otra, y otra; pretendemos mostrar –o justificar– quienes somos ante los hombres, ante el mundo, ante los hermanos, ante... ¿y a Dios, dónde lo dejamos?

Dentro, es a hacia adentro donde debemos mirar cuando ello acaezca: Nuestro estado espiritual, nuestra casa, nuestra familia, nuestro trabajo, nuestras deudas, nuestros... ¿lo van entendiendo mis hermanos?.

No, no nos confundamos. En la mayoría de ocasiones en que aparece en nosotros la necesidad –aparente– de tener que hacer algo por el reino de Dios, en la mayoría de ellas, no está siendo a tal cual es debido, no: suele ser y por norma general razón y propósito claro de nuestro tan ambicioso ego aun no del todo entregado.

Dentro, desde adentro. La obra del Espíritu Santo siempre tiene lugar de adentro hacia fuera, desde lo más profundo. Y por ello, mis hermanos, no es de extrañar que Dios una vez, y otra, y otra; tenga que cerrarnos todas cuantas puertas de salida, todos cuantos asideros nos queden disponibles, y por los cuales, mediante ellos, aun logramos mantener vivo nuestro más oculto y vanaglorioso ego: ¡puertas abiertas al enemigo son ello!

No. Mirémonos bien a nosotros mismos. Miremos hacia lo más profundo, hacia nuestros adentros. Miremos simplemente y si lo prefieren, por no ir tan lejos, hacia aquello que tiene lugar dentro de nuestro circulo más inmediato: nuestra casa, nuestros hijos, nuestras relaciones, nuestro trabajo, nuestro conyugue, nuestros.... y veremos muchas batallas aun no ganadas, un sin fin de victorias aun no tomadas, una perfecta obra de Dios aun no atendida a tal cual nos demanda, y por ello: muchas puertas aun no cerradas, y por las cuales, el enemigo entra y sale a sus anchas.

Queridos hermanos, antes de tan siquiera pensar en salir fuera a ganar mil y una batallas, antes de ello, mis queridos hermanos: MIREMOS DENTRO, HACIA NUESTROS ADENTROS, Y TOMEMOS COMO ÚNICA RAZÓN Y BASE SU PALABRA, para hoy:

Jos. 1:9 Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza. No tengas miedo ni te desanimes porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo dondequiera que vayas.

Que Dios Padre y Jesucristo el Señor derramen su gracia y su paz sobre vosotros en este día.