dissabte, d’abril 07, 2007

Nací de nuevo...

Así es. Ni más ni menos. Anduve mucho tiempo detrás de todo cuanto el mundo pretende mostrar es Dios. Tome la comunión, mi mujer, mi hijo, mi hija ya no... camine por donde decían era la verdad, acudía a ellos, en momentos de necesidad, pero vacío, algo en mi decía que había más...

Anduve, caí, me perdí, todo cuanto mi vida había sido, todo, se fue, nada tenía, mi mujer, mis hijos... ya no estaban ahí, no, todo perdido, muerto en vida, sin nada, pero su voz seguía estando ahí, como un tambor llamando a la guerra, me rendí, sí, lo hice el día que un señor vino y me dijo; hijo, toma la Biblia, léela, en ella está la vida, lee, estudia, pide, ten fe... y se fue, mi ángel se fue... jamás lo he vuelto ha ver, no es de mi ciudad, se de donde es, le podría buscar, pero no, la voz me dijo que no, Él me dijo que no, que este señor ya había cumplido, que ahora, era yo, ante Él, por fe...

Y leí, y seguí leyendo, y escudriñando, y entendiendo, y viendo, y llorando, y sufriendo, y cayendo, y levantándome de nuevo, y huyendo, y volviendo... y sigo, y ando, y sufro, y lloro, y...

Le quiero, es mi vida, mi todo, sin Él nada soy, le necesito, le pregunto, me da consejo, y todo, simple y llanamente mediante la Biblia, Su Palabra, y Su Voz, dulce voz; sincera, noble, caballeresca, correctora, justa, severa, que duele, que amarga, que hace morir cuando Su Luz nos llega; y vemos, y entendemos, que nada, que Sin Él nada somos, y agrada, la muerte en la cruz junto con Él cuando se entiende da gozo, inmenso, tanto, que le amo, mi vida le entregué y hoy, solo quiero ser uno con Él, por encima de todo, es mi vida, mi hermano, mi amigo querido, MI TODO.

Y nací de nuevo, del Espíritu, y volví, a casa. Y sí, los míos estaban allí; mi mujer, mis hijos, mi techo, mi mundo perdido, todo volvía a ser como nunca jamás ha sido, y vieron, y entendieron que sí, que Cristo estaba en mi, y me amaron, y le amaron, y le aman, y lloran, y sufren y entregan y nada, sin Él no son nada, y ahora, cada día otros van viendo, y creen, y crecen, y somos llenos, de ti, mi Señor y Maestro.

Eres tú, mi Cristo, eres tú, mi amigo querido; a quien le hablo, a quien necesito. Eres tú quien está ahora mismo siendo uno conmigo. Y sigo, y ando, y nada quiero más que saber que en verdad y por Él muero, no, nada más quiero, no…

Bueno sí, a ti, el que lee y escucha; esta tan simple, es tan sencillo, es fe en Aquel que un día ya lejano dijo: CONSUMADO ES… AHORA Y POR SIEMPRE ESTARÉ VIVO.

Por todo ello, GRACIAS, a ti mi hermano, a ti te digo. En el Nombre de Cristo te bendigo.