dilluns, d’abril 02, 2007

La Biblia?...

¿La Biblia?, no, La Palabra de Dios, la cual y como bien dicen las Escrituras está Viva. La letra mata, más el Espíritu vivifica.

Su lectura no es más que eso, lectura, si no hay acompañamiento de una vida en Espíritu y verdad, mediante la cual, entendemos y vemos la imagen visible del Dios invisible, es decir: CRISTO EN NOSOTROS.

Cristo es la Palabra de Dios hecha carne, venido a nosotros para darnos entendimiento y conocimiento pleno y mediante la Escritura, de Aquel que es verdadero. Por lo tanto, el estudiar, el escudriñar, el tratar de interpretar y por uno mismo lo que ella, la Escritura dice, no es más que una errada forma de hallar la verdad, porque está, la verdad, solo es posible de ver y entender por Revelación del Hijo.

Hay que andar el camino, cada día, con sus pasos, correctos pasos, y es entonces, y sólo entonces, que la Luz de la Palabra nos va llegando. Y es mediante ella, la Luz, que vamos entendiendo y viendo el verdadero significado de todo cuando nos fue dejado por escrito, lo cual, siempre es en base al Plan de Dios para con su pueblo e hijos.

La Biblia no es un libro de historia, ni de fábulas, ni de normas, ni de preceptos, ni de mandatos, ni… no, la Biblia es PALABRA VIVA, y nos es mostrada a través de los tiempos, siempre mediante la que fue, es y será LA VOLUNTAD DE DIOS. Por lo tanto, ella, la Escritura, debe ser entendida en base a una vida de devoción y adoración al que ES verdadero.

Vamos andando, entendiendo, entregando a la cruz, y es por ello que lo oculto, lo no visible, lo que los del mundo no pueden ver, va siendo y en nosotros una realidad viva, la cual; va tomando forma y sentido a conforme el Espíritu Santo obra en nosotros. No podemos entender nada, si antes no hemos muerto y nacido de nuevo, del Espíritu. Es cuando a la cruz entregamos, que vemos, que entendemos y como no VIVIMOS el verdadero sentido de las Escrituras, a tal cual lo hizo nuestro Señor y Maestro Jesucristo.

La Biblia se vive, hay que vivirla, sí, sin duda, en el cuerpo de uno mismo. Es allí, en lo más profundo del ser carnal y anímico que vemos y entendemos que sin ella, la Palabra Viva, nada somos.

Simple y a la vez tan complicado, pero como no, decir y para terminar, que quien tiene el Espíritu de Cristo, bien ha entendido, y quien no lo logro hacer, es decir: quien no ha entendido, bien, tome nota: AUN NO LE HA AMANECIDO.

Que Dios Padre y Jesucristo el Señor derramen su gracia y su paz para con todos los llamados a ser UNO CON CRISTO.