dijous, de febrer 25, 2010

Más sobre la Sanidad Divina...


Dios ha establecido las leyes de la naturaleza, y si un Cristiano las incumple en su propio cuerpo, si no le da la debida atención, si no lo cuida como debe cuidarlo, siendo como es el templo del Espíritu Santo, la Escritura misma nos dice que Dios lo destruirá:

1Cor. 3:17 Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y ese templo son ustedes mismos

¿Claro?... ningún creyente podrá pedir a Dios que lo sane, si antes no da debida solución al problema que está afectando a su cuerpo, y por consiguiente, al templo del Espíritu Santo. Y ello, porque el mismo creyente está siendo contrario a las leyes de Dios, y a la Palabra de Dios misma que claramente indica que hay que cuidar el templo, el cuerpo, y no destruirlo, porque sino Dios mismo lo destruirá a él, y Dios entre otras cosas lo puede destruir por medio de la enfermedad que como bien sabemos es el principio del camino hacia la muerte.

Así pues, por mucha fe que se tenga, por mucho que se le pida a Dios por sanar, Dios no obrará hasta que el creyente venga a razón, obre a tal cual es debido, deje de hacer el mal que está haciendo, y... entonces y solo entonces Dios lo sanará.

La enfermedad siempre es a causa de algo, bien un pecado no confesado, o bien un mal cuidar el cuerpo y templo de Dios, y Dios la está consintiendo para que el creyente venga o bien a arrepentimiento, o bien a atender debidamente el cuidado de su cuerpo. Y no, no sanará y por mucho que insista, ni por mucho que acuda a los hermanos, si antes no se pone a cuentas con Dios y aprenda a andar a tal cual Dios le está reclamando.

Dios utiliza la enfermedad para llevarnos a un conocimiento de nosotros mismos, que de otro modo no hallaríamos. Y a Dios no le agrada vernos enfermos, pero como buen Padre que es, bien sabe aplicar la disciplina necesaria para que vengamos a Él y atendamos su Voluntad conforme a su Palabra. 

Por lo general, Dios, no consiente la enfermedad más allá de lo que es estrictamente necesario. Por lo general, cuando el creyente ha visto su error, su pecado, su mal andar, aquello que Dios se ha propuesto mostrarle, la enfermedad deja de tener lugar.

Así pues no vean la enfermedad como algo que Dios está obligado a sanar, porque esta viene a tener lugar porque es necesaria para poder llegar a ciertos aspectos, conocimientos y demás, que de otro modo el creyente NO PODRÍA DE MODO ALGUNO HALLAR.

En Cristo Jesús, bendiciones.