dilluns, d’abril 03, 2006

El llamado de Dios

Si estas teniendo o crees tener un llamado de Dios para estos tiempos, deberás tener muy presente que ese llamado o visión no necesariamente será el general para todo el Pueblo Santo. No hermano, no siempre aquello que Dios nos da y consiente a nosotros y en particular, es definitivamente verdad única para todo el Pueblo Santo. Dios bien puede concedernos aquello que hay en lo más profundo de nuestro corazón, pero nunca deberemos pensar y dar por sentado a primeras que ello, necesariamente, sea la voluntad y llamado general de Dios para todo el Pueblo Santo, o si lo prefieres y más en particular, para todos los miembros de tu congregación.

Tengamos en cuenta que Dios nos llama a cada uno de nosotros para el bien y unión de todo el Cuerpo, es decir, la iglesia, pero nunca nos llamará para división de ellos. Entiende hermano, Dios nos llama a cada cual para un propósito claro y el cual siempre vendrá condicionado por nuestra elección personal (libre albedrío) y en base a nuestros -y quizás- anhelos profundos de nuestro corazón y los cuales, no necesariamente serán siempre aquello que en un principio Dios tenía primeramente predispuesto para nosotros, pero ante nuestra insistencia, ante nuestra decisión, Dios consiente que sus hijos dispongan finalmente de aquello que forma parte y les pide su más profundo corazón. Y esto y como he dicho, no siempre será conforme y en un principio, tal cual lo tenía predispuesto Dios, pero por su amor, por su gran amor hacia nosotros, finalmente nos conceda aquello que hay y le pide nuestro corazón.

Tengamos presente que quizás Dios nos lo consienta porque aquello que le pide nuestro corazón no es impedimento para Su obra. Recordemos que Dios es creador y por consiguiente, por amor a sus hijos, puede hacer nuevos ajustes y cambios si con ello satisface aquello que desean con el corazón sus hijos, a sabiendas que siempre serán consentidos, si en ellos y mediante ello, si en su petición y al final, podrá ser mostrada igualmente y en su totalidad la plenitud de la obra que desde el principio tiene prevista Dios. La cual y como bien sabéis, esta, Su voluntad final, no cambia.

Una forma clara y contundente de saber si aquello que aparentemente nos pide Dios, es para nosotros en particular o para todo el Pueblo Santo, es mirando si la aplicación de ello puede producir (por leve que sea) división del cuerpo. Tengamos presente que el fin de los tiempos y culminación de la obra de Dios es el ser todos un cuerpo en Cristo y el cual, esté plenamente preparado para recibirle en plenitud como Rey y Señor. Entonces pues, nuestro llamado, sea cual sea, siempre ha de estar basado en esta ley, es decir, la ley de unión.

Y como no, recordar cabe, que nuestra guerra no es contra carne ni sangre, sino contra satanás y sus potestades, y estos, se encuentran y guerrean en lugares celestiales. Así pues, las circunstancias que den lugar no han de ser guerreadas nunca con nuestro cuerpo y talentos naturales, sino con los dones del Espíritu y en lugares celestiales. Dios y como bien sabéis, nos dará toda clase de bendiciones espirituales (poder) para que podamos vencer la guerra que tendrá lugar allí donde Dios predispuso está nuestro lugar, el cual, no es para ser abandonado ni ser vencidos, sino para ser tomado por el Poder de Dios. Ahora bien, esta toma de posesión no necesariamente tendrá lugar en el tiempo que para nosotros dispuso Dios. Tengamos presente que para Dios no existe el tiempo y el lugar, sino la eternidad. Quede claro en ti esto: Nuestro tiempo no necesariamente ha de ser y será el tiempo de Dios.

Así pues, antes de entrar en guerra cualquiera, antes de dar el paso final, determina seriosamente y en profundidad (lleve el tiempo que lleve) cual es el propósito real de Dios para ese “tu” llamado, no sea que al final, más que unir, acabes haciendo trizas al dividir por enésima vez, aquello que Dios predispuso desde antes de los tiempos: UNIR A TODOS EN UN MISMO CUERPO PARA GLORIA DEL QUE ES Y SERÁ POR SIEMPRE REY Y SEÑOR DE TODOS LOS TIEMPOS: CRISTO NUESTRO SEÑOR!!!!