dissabte, de novembre 03, 2012

¿Qué es tener fe?...


¿Creer en Dios? No. ¿Creer en la Iglesia? No. ¿Creer en los sacramentos? No. ¿Ir a misa? No. ¿Ir al culto quizás? No. ¿Creer en Jesucristo? No. ¿Creer quizás en lo santos? No. ¿Creer en los líderes? No. ¿Creer en la Biblia? No… Entonces pues, ¿qué es la fe? Leamos:

Heb. 11:1 Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos.

Tener fe es tener la plena seguridad de que Dios cumplirá su Palabra, sus promesas, ante cualquier adversidad que se presente en nuestras vidas. Tener fe es estar convencido de la realidad de las cosas que aun no logramos ver, sabiendo y sin dudar que Dios ya ha dispuesto todo lo necesario para que acontezcan conforme a su Palabra y Promesas.

Muchos son los que dicen: -Yo tengo fe. Pero lo hacen en el sentido de que practican ciertos ritos, ciertas costumbres, que acuden a ciertos lugares, que creen que hay un Dios, incluso un Señor Jesucristo… pero todo ello NO ES FE. La fe es tener plena confianza en Dios, y estar completamente seguros que Dios cumplirá su Palabra, sus Promesas.

Es el peligro de la religión, cuando esta sustituye la fe por métodos, actos, símbolos, etc. que nos llevan a sentirnos cerca de Dios, pero que de nada sirven ante las pruebas del día a día, donde solo por fe pueden ser superadas para la gloria de Dios.

Tener fe, es tener plena certeza de lo que se espera, y un total convencimiento de que sea cual sea nuestra situación, nuestra necesidad, nuestro anhelo, Dios siempre obrará, sin tardar, conforme a su Palabra y Promesas.

Tener fe no es creer en Dios, sino CREERLE a Dios. Aspectos muy distintos. No es lo mismo creer en Dios (los demonios también creen y tiemblan de miedo. Stg. 2.19-20), que CREERLE a Dios.

La fe solo es puesta a prueba cuando todo es en apariencia contrario a la Palabra de Dios, a sus Promesas. La fe no se fundamenta en el ver, sino en el creer que Dios cumplirá lo prometido, lo anunciado, lo revelado, y sin tardar.

La duda, el desconsuelo, la desesperanza, el sentimiento de soledad, el temor, la desconfianza, los amuletos, la suerte… –es demasiado larga la lista como para escribirla–, todo ello, manifiesta una clara falta de fe, porque si leyésemos la Escritura, si atendiésemos todo cuanto Dios nos dice, de modo alguno todo ello podría tener lugar en nosotros y, mucho menos, impedir la paz y el gozo que se halla en Cristo Jesús.

Y la fe, mi apreciado lector, solo hay un modo de alcanzarla, y no es otro que leyendo la Escritura, para ser llenos de la Palabra de Dios que, en su momento justo, ante la prueba, nos será recordada para mediante ella, si la tomamos como verdadera, vencer en Cristo Jesús el Señor todas las vicisitudes y pruebas.

Escrito está:

Rom. 10:17 Así pues, la fe nace al oír el mensaje, y el mensaje viene de la palabra de Cristo.

Así pues, no lo dudes. Si no eres un habitual lector de las Escrituras, si nunca las lees, o peor; nunca las has leído, puedes estar seguro que tu fe no está siendo conforme al Evangelio, conforme al mensaje de vida eterna, sino conforme a tus propios razonares y pensamientos, y estos, ante la necesidad, ante la adversidad, ante sea cual sea la prueba, en nada te podrán ayudar, y poco Dios por ti hará, por tanto que:

Heb. 11:6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

Esta es, si así lo deseas y consideras, tu reflexión para hoy. Ahora es el momento de preguntarte, ante el Señor, si siempre y ante la adversidad confías o no plenamente en Él, o por el contrario... Es tiempo de oración, tu oración a solas con Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sea contigo y los tuyos. Amén.

En Cristo Jesús, Raül Gil
–I♥LaCasa–