dimarts, de febrer 13, 2007

Guardando Su Palabra

Cuando Dios nos da Palabra en particular para nosotros, cuando a la verdad sabemos que de Él la hemos recibido, pongamos por caso: "condúcete prudentemente en todos tus asuntos"... entonces pues ya no está en nuestras manos y particular decisión el si podemos o no podemos, si lograremos o no lograremos, si llegaremos o no llegaremos... no, ahora tenemos ya Su Palabra clara y concisa que seguir, y si así lo hacemos, correctamente, y como no, sin dar lugar a la carne y ser anímico, y menos aun a los engaños y artimañas del diablo, si tomamos de la fe y no desmayamos, todo y desde ese momento irá produciendo en nosotros, y a tal cual Dios ha dispuesto, los frutos correctos y adecuados a la voluntad de Dios para con nosotros y todo Su Pueblo. Por una sencilla razón; andaremos aprobados por Él, y por ello, Su Bendición estará sobre nosotros, nos acompañará y siempre, a la vez que andaremos y más fácilmente en comunión constante, pues tenemos Su Palabra donde acogernos ante la posible caída, desliz, o falsa pretensión del acusador.

Ello, no quiere decir que en un primer momento todo sea un camino de rosas, que no tenga sus problemas, sus aparentes atrasos, su aparente falta de frutos, incluso puede aparentar no dar absolutamente ningún resultado, pero... si guardamos Su Palabra, Dios estará a cargo de todo ello, y su protección y plan final, será plenamente cumplido, tanto en/para Su Obra, como en nosotros mismos.

Ahora bien, y claro está, al andar conforme la Palabra de Dios obligatoriamente lleva a una guerra continua contra principados y potestades del mal, los cuales, únicamente pretenden suplantar, anular, y por ello; apartarnos del Plan de Dios, de la comunión con Él, y por tanto, de Su Bendición y Voluntad.

Ahí, ahora, es cuando deberemos ir entendiendo y aplicando el verdadero significado de la obra de la cruz en nosotros, es decir, ante y por encima de todo ESTARÁ LA PALABRA DE DIOS y la cual; habrá que guardar así nos suponga la mayor de las perdidas aparentes. Por encima de nosotros mismos, de nuestros intereses, de nuestras pretensiones, de nuestras debilidades, del que dirán... de todo aquello que se presente contrario a la Palabra que por Dios mismo nos ha sido dada.

Entendamos que en nuestro caminar indudablemente vendrán baches que superar, contradicciones que negar, batallas que ganar, y que todo cuanto nos suceda, todo cuanto en apariencia sea una perdida, será necesario para llegar a entender que la Palabra que nos ha sido dada, es el único camino posible a seguir, por mucho que nos pese, por mucho que nos cueste, y como no, por mucho que a nuestro ser carnal y anímico le desagrade. Ello es entre otras cosas el negarse a uno mismo por amor a DIOS Y SU PALABRA.

Claro, en un principio y hasta la comprensión de la voluntad de Dios para con nosotros, puede haber tenido lugar por nuestra parte una siembra incorrecta, un camino mal andado, habiendo sido todo ello por nuestra falta de visión y reconocimiento, o bien, por no haber estado dispuestos a ello en pro de nuestro ser carnal y anímico. Bien, claro nos quede que si tomamos la decisión de guardar Su Palabra, por encima de todo, pese lo que nos pese, Dios sacará el mayor provecho de todo ello, sin duda alguna, ahora bien; no siempre Dios nos librará de aquello que por falta nuestra suponga que la ley sea aplicada, pues no necesarimente si hemos cometido un gran error, Dios esté dispuesto a eximirnos de nuestra culpa aun sabiendo que por la sangre de Jesucristo derramada y ante Él hemos sido perdonados por siempre. Por ser la consecuencia de un error o falta nuestra lo que llevo a determinada situación, que no de Dios, pero Dios utilizará todo ello para mostrarnos el por qué de las cosas, y como no, un camino mejor... y gracias a ello, habrá en nosotros una verdadera experiencia, sufrimiento, cruz, y por consecuencia; entrega total y sincera de nuestros errores y faltas, al haber entendido y en verdad aquello que no es correcto ante Dios.

Entendamos que este principio es siempre el mismo, para siempre, y por siempre: UNA SOLA ES LA PALABRA DE DIOS, la cual, cuando nos es dada, únicamente hay una opción posible ante Dios, GUARDARLA!!, por una sencilla razón; quien no la guarda, quien la cambia, quien la adapta, quien va más allá o menos... ya no está andando conforme a la Palabra que por Él nos ha sido dada conforme a su voluntad y propósito... y saben: el que es fiel en lo poco, lo es en lo mucho y... quien no es capaz de andar y servir correctamente en sus asuntos, no puede y a la vez, ser confiable para llevar a cabo LOS ASUNTOS DE DIOS.

Y así, siempre igual, ante todo, conforme vayamos andando y siendo fieles a Su Palabra, más nos irá confiando. Sabiendo a la vez, que cuando nos apartemos de ella, de la Palabra dada, todo empezará a irse por otro lado y: O ESTAMOS EN CRISTO, AL PRECIO QUE SEA, O ESTAREMOS SIN DIOS, y allá cada cual con las consecuencias.

Es todo mi hermano, es todo cuanto por la gracia de Dios tenía hoy en mi para compartir. Pero tengamos en cuenta que ahora, sabiendo de ello, necesitará y posiblemente que durante un tiempo el Espíritu de Dios obre en nosotros hasta que llegue a ser una realidad constante en nuestro caminar diario. En otras palabras: ahora, una vez aprobada la teórica, hay que pasar a la practica constante en nosotros hasta ser un verdad plena que se manifieste, y por siempre, en todos nuestros actos.

Que Dios Padre y Jesucristo el Señor derramen su gracia y paz para con todos sus hijos.

diumenge, de febrer 11, 2007

Temor de Dios

Hasta hoy, ahora mismo, no tenía un verdadero conocimiento de aquello que siempre he oído decir; teme a Dios. No, no tenía conocimiento de ello. Verdaderamente siempre andaba a mi interés más oculto, a mi forma de ser más arraigada en mi, y como no, siempre que sufría reprensión de Dios por ello, lograba decirle mansamente y sin duda alguna ya; gracias Padre, soy merecedor… pero…

Hoy ha sido distinto, cometí un error, sabía de ello, y en oración, cuando acudí ante Dios, vi venir y por primera vez la reprensión del Padre, claramente, pero atento; hoy he temido, hoy he entendido que hay que temer a Dios, pues hoy le he visto "enfadado", vamos, no es la forma más correcta de expresarlo, pero si le he visto molesto y dándome a conocer que era y necesaria la reprensión, y he temido, sí, lo he hecho, he tenido temor ante Él y su declarada reprensión.

Como he dicho, ha sido la primera vez que esto en mi se ha manifestado, y, no ha sido nada agradable, me he visto en necesidad de suplicar, pues aunque no lo parezca, me he visto y por primera vez plenamente merecedor de ello, y… sí, esta vez, tuve verdadero temor de Dios.

Bien, no tengo muchas más palabras que añadir, ni mucha más experiencia que compartir, pues ha sido todo muy rápido, tanto como lo justamente necesario para ver que no agradé a Dios y que he de temerle desde hoy. Tanto, que rápidamente pedí misericordia, que no tuviese lugar la corrección si era posible, pues bien se como es, lo que produce en nosotros y no, no es nada agradable. Pero bien sabemos que siempre somos merecedores de ello, por ser y siempre a la vez nosotros, lo causantes de ello.

En fin, únicamente entendí y por ello pedí a Dios Padre, que ello fuese una verdad en mi vida, una obra real en mi, es decir; que me diese en su gracia un verdadero temor a Él constante y formando parte de mi, porque entendí y claramente cuan necesario es para poder y a la verdad andar cada día en su voluntad y propósito, y si en su gracia lo considera, en servicio grato a Él.

Como dije, ha sido un deslumbrar leve, muy leve, pero con una fuerza y claridad inmensa, concisa, y con un advertir claro de que todo está llegando a un punto en que ya nada es y por mi dejadez o torpeza tan fácilmente aceptado y perdonado. No, considero y en base a la experiencia, que está llegando el momento en que ya no todo me es permitido, no todo me conviene, y… ahora ya es Dios Padre quien así lo está reclamando y por ello, llega el tiempo de a la verdad empezar a negar completamente todo cuanto nomás me beneficia a mi.

Nada más, sigamos andando el camino, y que Dios Padre y en su gracia nos llene de sabiduría y conocimiento pleno del obrar del Espíritu Santo, el cual, nos lleva y cada día más a ser uno con Cristo, conforme a la que es medida del varón perfecto.

Que Dios Padre y Jesucristo el Señor derramen su gracia y paz para con todos sus hijos

divendres, de febrer 09, 2007

El fluir del Espíritu Santo

Todo un Maestro, ni más ni menos, tanto, que si no se le presta la atención debida, correcta y totalmente entregada, no hay manifestación posible y fluir de Su Obra para con los otros. No, El Espíritu Santo es muy celoso de Su Obra, reclama la plenitud de nuestro ser atendiendo, tanto, que al mínimo desliz, al mínimo despiste, queda contrito, y entra y de nuevo por necesidad a Obrar la Palabra en nosotros.

No confundamos la Palabra de Dios, con el Espíritu Santo y Su Obra en el creyente, no, recordemos y de nuevo: DIOS Y EL PECADO NO PUEDEN VIVIR JUNTOS, por lo tanto; siempre que en nosotros se de el error, el pecado, la carne, o el ser anímico y natural por determinado interés personal dado, por leve que sea, por oculto que esté, el Espíritu Santo y sin lugar a duda, deja de fluir hacia fuera mediante el siervo consagrado, y pasa a centrar Su Obra, y plenamente, en el interior del creyente hasta que sea vista por este la causa que le constriñe.

Atentos y recuerden siempre; el Espíritu de Dios es SANTO, ello quiere decir lo que a la verdad es; SANTIDAD EN ESTADO MÁXIMO, por lo tanto, no podemos pensar que la Palabra que estamos dando, el conocimiento que estamos mostrando, la intención que estamos llevando a cabo, sea del Espíritu Santo, si hay entremezclado y por mínimo que sea, un interés carnal y anímico dado. Por ello, cuando se da el caso, es necesario y de nuevo que la Palabra de Dios obre en nosotros, por tal de sacar a la luz aquello que está impidiendo el fluir noble del Espíritu de Dios. Es la Palabra la que nos da luz, conocimiento, la que escudriña lo más profundo de nuestro ser e intenciones, es la Palabra la que nos forma, nos habla, nos muestra aquello que en verdad somos ante Dios, y es ella, la Palabra, la que nos lava de nuestro pecaminoso ser carnal y anímico. De ahí la necesidad de ser llenado y cada día de ella.

Siempre hay que estar alerta, en guardia, orando por tal de no caer en tentación, y como no, recordar que no somos llamados a obrar, sino a alabar a Dios. Nuestro deber es estar en comunión constante con Dios, por tal de recibir la guía y luz del Espíritu Santo, por tal de poder representar a Dios en plenitud y para ello, es necesario de estar continuamente siendo llenados de la Palabra de Dios, la cual, es nuestra espada, nuestra defensa, nuestra luz, nuestro lenguaje para poder hablar con Dios. Es ella, la Palabra de Dios, la que nos va mostrando las impurezas, los errores, aquello que desagrada a Dios, que le resta gloria, y es mediante la Palabra que vamos siendo, y somos; llenos del Espíritu de Dios... pero; cuando en nosotros hay error, confusión o interés personal dado, la Obra del Espíritu Santo se centrará y primeramente en darnos luz sobre ello por tal de entregarlo a la Cruz, y por ello, ser limpios y santos ante Dios. Por lo tanto, cuando se de el error en nosotros, la obra quedará parada, constreñida, a la espera de ser limpiados por la Sangre de Cristo Jesús mediante Su Palabra. De ahí la necesidad de oración constante, de no dormirse nunca.

El camino del siervo de Dios es constante, siempre hacia delante, no tiene límite, no. Siempre es un fluir hacia delante, el Espíritu Santo no para, es continua Su Obra, es continuo su lavado mediante la Palabra de Dios. En el momento que por razón dada dejamos de andar, automáticamente dejamos de crecer, de ser limpios, y por ello, dejamos de guardar Su Palabra, de representar a Dios conforme a su voluntad. Sí, somos libres, de toda carga, de toda obligación, de todo propósito, de toda obra. Sí, lo somos, pero atentos; SOMOS TEMPLO DE ADORACIÓN CONSTANTE, sin límite, por encima de nosotros mismos, SOMOS SIERVOS DE DIOS, para su gloría y alabanza.

Y ello, es la Cruz de cada día, ello es el no mirar atrás nunca, ello es SER UNO CON CRISTO PARA GLORIA DE DIOS.

Que Dios Padre y Jesucristo el Señor derramen su gracia y paz para con todos sus hijos.

dimecres, de febrer 07, 2007

Por voluntad propia...

En estos días aquello que realmente estoy viendo es mi ser más profundo, aquella parte de mi más arraigada y que forma tan parte de mi vida carnal, anímica y desde siempre, que es necesario y mucho sufrir para poder y a la verdad ser entregado.

Te estoy hablando de aquello que es la más grande de nuestras debilidades, por ser aquello que gusta y en abundancia el ser carnal; es decir, la mas profunda de nuestra naturaleza humana. Está y en nosotros tan oculta, que a la verdad, todo el proceso llevado por el Espíritu en mi y hasta hoy, solo tenía un fin, el llegar a sacar a la luz todo ello.

Te estoy hablando de la voluntad por encima de uno mismo, del cansancio, de la desgana, de la comodidad, del a mi me gusta así, así soy yo… es decir, una suma de factores, que ante la ya falta del personal propósito en la vida, de atracción por el mundo y todo lo que él ofrece, sin ya ambición carnal por nada… te ves y claramente que sólo queda una opción posible, la cual; no es otra que andar por pura y dura voluntad, y la cual, solo ha de ser movida por la voluntad de hacer y siempre aquello que le agrada a Dios conforme a Su Voluntad.

No es fácil, aun espero el empuje carnal, el sentirme dispuesto y animado a moverme, y ello, ya no está, ha desaparecido y plenamente. Ya sólo queda la voluntad, pero atento, el enemigo está haciendo una presión tan fuerte, tan escondida, tan sutil, que ha sido necesaria la luz de Dios para poder darme cuenta que, por culpa de mirarme a mi mismo, a lo que me agrada, a mi comodidad… el enemigo ha ido y cada vez más anulando esta voluntad, tanto, que la tengo a ras de cero, tanto, que nada más pensar de hacer algo, ya tengo un ataque constante hacia ella, pleno, tremendo.

¿Mal momento?, sí, muy malo, pero al menos ya viéndolo, puedo orar por ello y… nada; o por voluntad, o muero en el intento. Pues ya no hay nada más donde poder acudir en mi, ya no queda ni motivación, ni interés, ni atracción, ni propósito, nada… pero a la vez, queda mi YO más profundo, el de siempre, el de toda la vida, el que en verdad es mi ser más oculto, y…; este se aferra como última esperanza de subsistir y por él mismo, lo cual, da pie al enemigo para hacerse fuerte, tremendamente, pues todo su esfuerzo, en plenitud, está centrado en que esta, mi voluntad para con Dios, quede anulada, pues bien sabe que el día que sea libre, todo estará ya resuelto, habré nacido de nuevo.

Que Dios Padre y Jesucristo el Señor derramen su gracia y paz para con todos vosotros.