diumenge, de novembre 04, 2007

Es el tiempo...

Sinceramente, mis queridos hermanos, sinceramente: los tiempos están cambiando. Y mal andamos, mal andamos, desde el momento en que pretendamos levantarnos por sobre Dios mismo. Sí, los tiempos y finalmente están cambiando.

Dios Padre, y en su gracia, ha obrado, ha dejado obrar, y ha consentido que el tiempo venga a sus pies. Tiempo de reflexión, tiempo de final, tiempo de llegar a ser y en verdad verdaderos discípulos del Señor.

No, ya no hay tiempo para el yo. No, Dios ha dicho basta, Dios es quien reclama, Dios es quien por fin tomará las riendas a tal cual la promesa que hoy, en este tiempo, ha llegado el momento de su manifestación.

Los manojos están ya hechos, la cizaña recogida, el tiempo llegando, y hoy, solo los vencedores serán y en verdad los llamados a ser Pueblo.

Tiempo de decir adiós a todos cuanto nomás es pretensión carnal y anímica, tiempo de volverse a Dios, pues es hoy, en este tiempo, cuando Dios y en verdad reclama aquello que desde siempre, desde antes de la creación fue, es y será su razón.

Tiempo de promesa, tiempo de dificultad, tiempo de llamado, tiempo de entregar. Tiempo de ser y en verdad hijo del Altísimo, al precio establecido, sin regateo, no, hoy ya no. Hoy es tiempo de un pasado ya presente, por siempre. Es tiempo de dar gloria a Dios.

Les bendigo. En su Nombre: les bendigo.