dimarts, de març 28, 2006

Sin pretensión

En este mundo no existe nada que me pueda llenar más que Jesucristo lo está haciendo en la actualidad. Nada existe que tenga poder sobre mi para apartarme de Cristo y su verdad. Porque por obra y gracia de nuestro Señor, mi yo, muere cada día más al mundo y a todo cuanto en él hay que satanás pueda usar para tentarme y tratar de apartarme de la verdad.

Entonces pues; preguntarte si en mi hay otra pretensión que no sea el acercarte a Cristo nuestro Señor y Su verdad, es dejarte llevar conforme a la mentalidad de este mundo, la cual, está siendo impedimento para que tú puedas entrar en la vida, gozo y descanso de Jesucristo nuestro Señor.

Entiendo que el mundo ha ofrecido ya -en demasía- muchas falsas obras que decían y dicen ser de Dios, pero que por el tiempo se ha visto y se verá que para nada estaban obrando conforme Su plan. Pero esto no quiere decir que aquello que Dios te está dando hoy sea una pretensión humana más, sino todo lo contrario, en esta ocasión, Dios te está dando la libertad, te está dando la oportunidad -tu oportunidad- de que te vuelvas a Cristo Jesús y él te perdone, te salve y por encima de todo; te haga descansar por siempre en lugares celestiales aquí y ahora, en este tiempo.

El propósito de Dios, el único propósito de Dios, es que tú descanses de toda carga, de todo aquello que te impide llegar a conocerle en plenitud aquí y ahora. Y esto, solo es posible mediante la obra de Cristo Jesús hasta lo más profundo de nuestro ser. Y para que esta obra tenga lugar, es imperiosamente necesario que creamos en él, que le entreguemos nuestra vida y le dejemos obrar a él. Y ello, solo será posible cuando en acto de fe, tú te entregues, al igual que yo, en verdad a él. ¿Como? simple: pídeselo, confía en él y déjale obrar.

Póstrate ante él y pídele que te abra los ojos, que te haga entender cual es la verdad, su propósito en ti. Pídele que avive tu espíritu, que renueve tu mente, tu alma, tu ser. Pídele que te muestre el camino, la verdad. Pídele que te de la vida, la nueva vida que viene de él. Pídele descansar por siempre junto con él.

ES TAN SIMPLE: ES TENER FE Y CREER EN AQUEL QUE NOS LLAMA A SU LUZ Y DEJARLE HACER!

Les bendigo.

dimarts, de març 21, 2006

Una mosca en la nariz

Ya puedes bajarte y leer el primer formato libro de mi muy apreciado hermano y amigo NESTOR A. MARTINEZ. Es un compilado de relatos propios y personales, entrelazados con el estudio del tema que, hoy por hoy, ocupa todas las horas de su vida según nos comenta en su BLOG.

Este libro es y según palabras suyas, una recopilación de aquello que humildemente ha visto a su alrededor desde que Dios le sacó del cristianismo nominal y le introdujo en el genuino remanente.

Puedes bajártelo desde:
http://www.tiempodevictoria.com.ar/libro.php


Cuando termines de leerlo, para él sería de suma importancia que le hicieses llegar tus comentarios a:
tiempodevictoria@yahoo.com.ar


Por mi parte te recomiendo su lectura y como no, pedirte una pequeña oración personal para mi buen amigo y hermano Néstor A. Martinez, tal cual Dios la ponga en tu corazón.

dilluns, de març 20, 2006

¿Dar para recibir?

¿Dar para recibir? el qué, a quién y sobre todo: por qué. Como podemos pensar que al dar vamos a recibir, como podemos estar pensando en lo más profundo de nuestro YO que si damos de lo que tenemos y creemos erroneamente es nuestro recibiremos algo a cambio. No hermanos, no le demos pie al diablo porque de así hacerlo, este coge fuerza y no hay forma humana de pararlo. Cuanto le gusta al diablo tener nuestra carne y alma a flor de piel con ideas confusas y erróneas que para nada ayudan a crecer en Cristo nuestro Señor, sino más bien y todas ellas, encaminadas a llenar de falso sentido nuestro más profundo YO.

¿Dar para recibir? Pero ¿qué tienes tú que no te haya dado Dios? Pero ¿qué puedes dar tú, si antes no te lo ha confiado Dios? No hermanos, esta verdad -confusa verdad- es de las más llenas de cizaña que esta siendo predicada en la actualidad desde lo más alto de los púlpitos. Se predica en todas y cada una de las congregaciones -en su mayoría al menos- que Dios nos colmará de bendiciones y llenará nuestras arcas de forma espectacular si damos, y lo peor de todo, con la pretensión insinuada hábilmente de que recibiremos algo a cambio, es decir, nos predican que Dios nos dará por ello prosperidad. Pero esta prosperidad y deforma muy sutil, oculta y tremendamente falsa, siempre está centrada y principalmente en recibir a cambio bienes de naturaleza material, aunque y porque no decirlo, siempre los hay que de forma sutil, tratan de hacernos ver y creer que esto, lo material, forma parte de lo Espiritual. Tremendo error el creer en ello, cuando la Biblia y bien claro nos dice que: busquemos primeramente el Reino de Dios y lo demás vendrá por añadidura. Es decir: muramos a nuestro YO, a todo aquello que nos impide llegar a Dios, a su Reino, por ser creación e invención del diablo para alimentar nuestro YO, y…

Hermanos: hasta que no logremos aceptar en nuestro más profundo interior, que todo, absolutamente todo cuanto tenemos, poseemos y por consiguiente podamos DAR gracias a ello, fue Dios quien primeramente nos lo confió, difícilmente podremos entender y menos aun aceptar, que por mucho que demos en busca de una mayor prosperidad, nunca esta tendrá lugar tal cual Dios nos lo exige conforme a la verdad. Cuidado; el diablo también puede hacernos prosperar, también puede llenarnos de bendición, DE FALSA BENDICIÓN, ¿o es que no recuerdas cual fue una de la tres tentaciones que recibió en el desierto Cristo nuestro Señor?

Lo lógico y llegado a este párrafo, es que tu YO más profundo te esté plantando cara y como no haciéndote pensar que ando equivocado y que para nada lo que hasta ahora llevo escrito, es tal cual Dios a ti te lo ha mostrado ¿Es así? Entonces pues sigue leyendo, porque tremenda carne y alma hay aun en ti si llegaste a pensar así sobre ello.

Recordemos que quien es fiel en lo poco, lo es en lo mucho. Dios nos da primeramente una parte de la prosperidad, Su properidad, para que nosotros podamos demostrarle hasta que punto aprendimos Su Palabra y somos capaces de ser buenos administradores de Sus bienes. Sí, hermano, todo cuanto tenemos, todo cuanto podamos poseer, es Dios y solo Dios quién en su gracia permitió que pudiésemos disponer de ello. El Padre nos da conforme a nuestro conocimiento de la verdad y la prosperidad de Dios viene dada, cuando sus hijos son capaces de serle fiel conforme a Su voluntad. La prosperidad de Dios está basada en la verdad, Su verdad, y no en aquella que sutilmente nuestro YO pretende adaptar a nuestra más profunda debilidad carnal.

La prosperidad de Dios está basada en el saber administrar los bienes que Él nos confia para cubrir nuestras necesidades y las de los demás, es decir: aquellos o aquello que Él ha predispuesto. Dios nos proveerá en verdad, Su verdad, siempre y cuando le demostremos que somos capaces de dar y entregar sin reservas todo cuanto Él nos confie para con los otros hermanos más necesitados. Tengamos en cuenta que hemos de ser luz para quienes son más débiles que nosotros en la fe.

Si aceptamos esta verdad, la prosperidad estará por siempre servida, no solo para nosotros mismos, sino para todos los hijos de Dios, aquellos que por gracia y obra de Dios, habitarán por siempre en Su Reino, que no en el de nuestro YO.

Analiza esto: somos un mismo cuerpo, un mismo Espíritu y un mismo Pueblo. Pero para saber más y como no, lee de nuevo y en base a esta verdad que hoy he compartido contigo, el libro de Hechos.

Nada más al respecto, ahora trata de hallar por ti mismo la verdad que hay en ello.

Bendiciones.

dimecres, de març 15, 2006

Mi más profundo "YO"

En mi andar diario en busca de la verdad de Cristo mi Señor, he podido ver y comprender por la gracia de Dios que la principal piedra de tropiezo para su obra a través de mi, era mi YO mismo. Ni más ni menos.

He andado largo tiempo buscando, indagando, queriendo saber cual era la voluntad de Dios, pero sin ver y a la vez, que Su voluntad, Su única voluntad, era que yo muriese por siempre junto con Cristo mi Señor y le dejase obrar a Él, mi Dios, tal cual tenia previsto para conmigo desde antes de la creación.

No es fácil el ver y reconocer que en el fondo, en lo más profundo de nuestra alma, anda oculto un tremendo YO y el cual, anda sumamente tan arraigado, tan oculto, tan unido a uno mismo, que al final y por la gracia de Dios uno entiende que simplemente puede decir: perdón Padre, no puedo, hazme morir, porque ahí, en esta profundidad ya no puedo vencer yo. Necesito de Cristo, tu hijo, para poder morir a mi tremendo y arraigado YO.

Y este YO, necesita de la obra más profunda de la cruz par ver la luz, para ser entregado a muerte junto con Cristo nuestro Señor. Y hermano, está muy profundo, tremendamente profundo. No visible para nadie que no halla entregado su vida en plenitud para la gloria de Dios. Hay que morir, hay que nacer de nuevo, reconociendo que nada somos, que nada tenemos, que nada hay en nosotros, que nada hay en nuestra anterior creación que sea agradable a Dios.

Y para llegar a esta verdad, es necesario el reconocer que por nosotros mismos no es posible, que por nuestro propio esfuerzo no lo lograremos, sino que depende en su totalidad de la obra, profunda obra, de la cruz de Cristo en nosotros mismos, por obra y gracia del Espíritu Santo que Él nos dio.

Así pues, sigamos andando el camino, pero ahora y ya, reconociendo ante Dios que nada somos sin Cristo nuestro Señor. Ahora ya, es tiempo de volverse a Dios, pedirle nuestra muerte en plenitud para que pueda obrar Su voluntad, Su gloria, Su poder, Su sabiduría, Su don… por medio de la nueva vida que nos dio en su muerte Cristo: NUESTRO ÚNICO MAESTRO, REY Y SEÑOR.

Entreguemos nuestra vida a Dios y pidámosle cada cual y con sinceridad que gracias a ella, a nuestra vida, otros puedan llegar a conocer al único Dios por medio de Jesús el salvador, el dador de vida, el primogénito de Dios.

Nada más. Bendiciones.


dijous, de març 02, 2006

Dónde me congrego?

No hermanos, no me preguntéis donde me congrego, porque la respuesta no tendrá lugar. Intentar conocer a Cristo Jesús por medio de las creencias y preferencias de otras personas, no conduce a la verdad, ni menos a ser libre. Las personas, sean cuales sean y se congreguen donde se congreguen, pueden llegar -o no- a ser hijos de Dios al igual que tú y yo, pero de ninguna manera el lugar donde acuden es el camino, ni la verdad, ni menos aun la vida que sólo Cristo te da. Como ando diciendo desde el principio; sólo Cristo es el camino, la verdad, la libertad y la vida. Así pues, no indicaré desde aquí, donde o cuando me congrego, porque de hacerlo, más que acercarte a Jesús, lo haría hacia algo visible y palpable, y no, hacia la verdad de Cristo nuestro Señor.

Lee la Palabra, escucha Su Espíritu, escudriña allí donde se halla la verdad (Biblia) y verás y entenderás, por gracia y obra del Espíritu Santo, quienes son y donde están los verdaderos hijos de Dios. Haz por Creer en Cristo en verdad, por hallarle en ti, y después: ya conocerás quien o quienes son los que viven y dan a conocer la verdad. Tan siquiera búsques, porque llegado el momento, será el Espíritu Santo mismo quien hacia ellos te llevará.

Si puedo decirte y como detalle personal que: yo, al principio, no necesité de ninguna congregación ni de otros hermanos para llegar a conocer a Cristo Jesús, simplemente un día y ante la desesperación por haber perdido todo cuanto creía tenía, acudí con fe sincera a Él y... tan fuerte fue su presencia, tan inmenso fue aquello que me dio junto con ella, que todo, absolutamente todo cuanto en mi vida había tenido lugar, paso a un total segundo plano cuando Cristo mismo me mostró Su verdad. Y sí, mi vida cambió, nada quedó, todo en mi empezó a ser diferente, sin preocupaciones, tranquilo y lleno de paz, inmensa paz, pues ante mi veía y veo cada día que en el mundo visible y palpable nada existe que me pueda llenar tanto como Cristo y sólo Cristo lo está haciendo en la actualidad. Y aunque no todos lo entiendan, comprendan y menos aun quieran aceptar, yo cada día ando más lleno, más santo, más tranquilo, más gozoso, más victorioso e INMENSAMENTE MÁS VIVO!!!!

Así pues, no me preguntéis donde me congrego, porque no quisiera dar lugar a nada que pueda apartaros de la verdad, es decir: sólo Cristo, y por si mismo, es quien se da a conocer a todo aquel que con corazón sincero acude ante Él en busca de Su Verdad.